sábado, 9 de marzo de 2013

Carmen Aristegui: Off Side por: Jaime Avilés (1)


Carmen Aristegui tiene, en términos absolutos, eso que en términos absolutos le falta a las instituciones de nuestro país: credibilidad. O dicho de otro modo, Carmen Aristegui tiene credibilidad, el IFE no, la PGR tampoco, la Presidencia tampoco, el Consejo del Episcopado Mexicano tampoco, la Suprema Corte, tampoco. Y no hablemos de Televisa y Tv Azteca: sus programas “informativos” (es un decir) y sus levantacejas, ya quisieran la credibilidad que se ha ganado, trabajando todos los días de la mañana a la noche, Carmen Aristegui.

    Otra destacada figura pública que, en su momento, gozó de credibilidad inmensa es Rosario Robles. Militante maoísta en su temprana juventud, cuadro de lujo en la cúpula del PRD, jefa interina del Gobierno del Distrito Federal (GDF), promotora de la despenalización del aborto, cuando estaba lista para aspirar a convertirse en la primera presidenta de México (“¡No, la primera fue Guadalupe Victoria”, dijo Fox o Peña Nieto, ahora no lo recuerdo bien), cometió un error que destruyó su carrera política: se “enamoró” de un gangster llamado Carlos Ahumada.

    Casos de personalidades moralmente intachables, en apariencia, hasta que mostraron el cobre y se derrumbaron, hay muchos más. Podría citar docenas, pero no lo haré porque me parece muy importante explicarle a Carmen Aristegui el riesgo que innecesaria e insensatamente está corriendo.

    Muchos años atrás, Luis Spota publicó una novela que me viene de perlas para abordar este asunto: Casi el paraíso (1956) relata la historia de un italiano que llegó a México, en la época de Miguel Alemán, y conquistó a toda la aristocracia nativa. Los ricos de Polanco y Las Lomas, los miembros de la banda de Alí Babá y sus 40 ladrones, toda la gente que se ufanaba de su pedigrí y su fortuna, se desvivían por invitar a sus fiestas, a sus mansiones de Acapulco y a sus bailes de blanco y negro al “noble” Ugo Conti

    Como muchas personas recordarán, la trama se resuelve cuando alguien descubre que Ugo Conti es un timador que le tomó el pelo a todo el mundo con sus cuentos acerca de su riqueza y sus castillos en Europa, cuando en realidad no era sino un pobre diablo. Pues bien, algo similar ha ocurrido, y nuevamente en la ciudad de México, desde hace mucho tiempo: una mujer sin títulos de licenciatura ni mucho menos de posgrado, engañó a la comunidad científica capitalina y su audacia fue tal que Marcelo Ebrard, al inicio de su sexenio, la encumbró en cargos de gran responsabilidad. .

    La sucesora de Ugo Conti, María Esther Orozco,llevó a cabo una serie de actividades muy raritas con el apoyo de Ebrard: por ejemplo, firmó contratos clandestinos por 7 millones de dólares con una empresa internacional que promueve el armamentismo y lucra con las guerras. Cuando el diario La Jornada reveló la existencia de esos contratos, ni Ebrard ni Orozco aceptaron mostrarlos al público, lo que agudizó las sospechas acerca de su oscura naturaleza. Pero en premio, Orozco obtuvo el respaldo de Ebrard para quedar al frente de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), una casa de estudios superiores fundada por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, para los habitantes de las regiones marginales de la capital del país, que tienen mínimas oportunidades de cursar una carrera profesional.  

    Diseñada por el doctor Manuel Pérez Rocha, quien creó los Colegios de Ciencias y Humanidades (CCH) de la UNAM, con una propuesta educativa de vanguardia, la UACM no se fijó la meta de expedir títulos de licenciatura a granel –como el resto de las universidades públicas y privadas-- para generar legiones de desempleados con diploma, sino, todo lo contrario, contribuir a la formación intelectual de quienes, gracias al sistema integrado por la SEP-el SNTE y Televisa, salieron de la secundaria con graves dificultades para leer, escribir y pensar analíticamente.

He defendido el proyecto de la UACM, desde que ésta fue abierta en 2002, por su carácter antagónico al modelo educativo neoliberal. Sin embargo, cuando se encaramó en la rectoría de esta peculiar universidad, Esther Orozco declaró que la institución era un fraude, sus maestros unos vividores y sus alumnos unos fósiles. Al mismo tiempo, incrustó a su hermana Lorena, a su hija Alejandra Sánchez, a la pareja sentimental de ésta, la actriz Nora Huerta, y a muchas personas más en puestos que por ley no podían ocupar, ya que como ella carecían de títulos académicos, y no obstante aceptaron privilegios y prebendas que no merecían.

    Orozco se dedicó a destruir a la UACM, a expulsar de sus aulas y planteles a estudiantes y maestros, a despedir y acusar penalmente a funcionarios críticos a ella, a sembrar el odio, la violencia y el medio, valiéndose de toda la prensa de derecha para desprestigiar más y más a la institución, haciéndose siempre la víctima de quienes la acusaron justamente de nepotismo, antisemitismo y xenofobia, entre otras linduras. 

    En las pasadas elecciones internas de agosto, sin embargo, Orozco perdió el control del Consejo Universitario, pero decidió saltarse las trancas, dar un pequeño golpe de establo y nombrar un consejo espurio que desconoció el que había sido constituido legalmente. El Gobierno del Distrito Federal debió intervenir para poner orden en la cancha y fue cuando descubrió que la señora Orozco estaba como cabra.

    A partir de ese momento, la Asamblea Legislativa y la Comisión de Derechos Humanos (ambas del DF) así como la Secretaría de Educación del GDF encauzaron un proceso institucional para garantizar la permanencia de Orozco en la rectoría siempre y cuando reconociera al Consejo Universitario. A la hora se suscribir tal compromiso, ella dijo sí a todo, pero saliendo de la reunión se fue a los medios y negó lo que acababa de pactar.

    Agotadas todas las instancias diplomáticas, hace días el CU le revocó el mandato como rectora, le dio un plazo de cinco días hábiles para inconformarse y, como ella no se dio por aludida, esta semana que termina, eligió al respetado y experimentado filósofo Enrique Dussel como rector interino.
Ayer, en un acto multitudinario y eufórico, Dussel tomó posesión de su cargo. De todo lo que ha ocurrido en la UACM en las últimas semanas, para asombro de su fiel auditorio, Carmen Aristegui no sólo no informó nada, sino que siguió dándole a Orozco el trato de “rectora” y de “científica”, y concediéndole una autoridad moral de la cual carece la cómplice de Ebrard, que es también amiguísima de Elba Esther Gordillo.

   ¿Por qué se ha comportado así Carmen Aristegui? ¿Por lo mismo que hundió a Rosario Robles? ¿Por lealtad a sus afectos más entrañables, esto es, a Alejandra Sánchez y Nora Huerta, así como a las integrantes del  grupo teatral de Las Reinas Chulas, que administran el teatro bar El Vicio, un establecimiento que por debajo del agua ha recibido millones de pesos indebidamente de la UACM? ¿Por ellas Carmen Aristegui ha resuelto jugarse su credibilidad al asumir una conducta contraria a la ética periodística y dar la espalda a su auditorio?

En nuestro sistema político, los periodistas somos como los jueces de línea en los partidos de futbol, que levantan su bandera para señalarle una falta al árbitro central, que es el gobierno. Desde el primer sexenio de Carlos Salinas de Gortari, presidente vitalicio de México por la gracia del FMI, el gobierno dejó de tomar en cuenta a los abanderados y el país está como está. Es por ello que, como colega y admirador de Aristegui, me siento en la obligación moral de decirle que, ante la crisis de la UACM, está en “fuera de lugar”. ¿Será mucho pedirle que rectifique?

Hoy también estaré en Twitter, en la cuenta @Desfiladero132, por si ocupan.  

(1) Jaime Avilés. Carmen Aristegui: Off Side. Desfiladero. en el sitio web: Fuentes Fidedignas. Publicado el Sábado, 09 Marzo del 2013.
Encontrado en: http://fuentesfidedignas.com.mx/portal2013/index.php/desfiladerito/8300-carmen-offside9
Fecha de consulta: Sábado, 09 Marzo del 2013.

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