martes, 18 de julio de 2017

¿CUÁLES SON LOS SABORES DE LA VIDA? Por Gianfranco Fuscaldo Albino


¿A qué sabrá la vida para aquellos que no sufren?, me supongo que ha de ser muy deliciosa.

¿Será agridulce para los latinoamericanos, amarga para los de Afganistán y muy condimentada para los orientales?

¿Con sabor a vino para los más poderosos del planeta?

¿A qué le sabrá la vida a los franceses? ¿Sabrá a té frío? ¿A los tabasqueños le sabrá a pescado? ¿a camarón para los acapulqueños y a pizza para los estadounidenses?

¿Y para los que no tienen nada que comer? ¿sabrá a todo lo que se anhela?

Muchos si les preguntas a qué sabe la vida no sabrán contestarte,porque no han tenido tiempo de saborearla.

Yo digo que sabe agridulce.

A veces el sabor de la vida es a jalapeño, a cerveza bien fría en la playa, a paleta de vainilla en el parque, a oblea en el atrio de la iglesia  y otras ocasiones a tequila en la plaza.

¿A qué le sabe la vida al más poderoso, igual a lo que le sabe al misionero entregado?

¿Podrá disfrutar su sabor el preso olvidado?

No te voy a mentir, a mí la vida me ha parecido a veces a ese jarabe de medicina amargo que te hizo vomitarlo en tu infancia. Pero también tengo que presumir que la vida se convirtió en un helado de chocolate, en una Coca-Cola bien fría.

Sí, la vida me ha sabido a tacos, a pizza, a barbacoa con consomé; quizás para un argentino la vida le sabe más a mate. Pero lo que es un hecho es que la vida NO TIENE UN SOLO SABOR.

El sabor lo sentimos con la lengua. El sabor de la vida lo sentimos con el corazón.

Para los seres humanos, provistos de miles de pequeñas protuberancias, llamadas papilas gustativas, que envían al cerebro la señal de lo que probamos; dulce, salado, amargo y ácido; es nuestro deber encontrarle ese sabor a la vida, después saborearla; con la lengua, la boca, con los ojos, con el corazón, con el alma; disfrutar de sus texturas y gozar de la vida.

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