martes, 25 de diciembre de 2018

COLEGIO GUADALUPANO Por Manuel Adame

El Colegio Guadalupano se inaguró en el año de 1941 por la maestra María de la Luz Zepeda Gutierrez. La escuela comenzó cuando la señorita Luz (como popularmente se le conocía) se le llevaba en chinanpa por los canales de la viga a dar clases.Estamos hablando de principios de los años 30 cuando calzada de La Viga todavía era un canal de agua y su modo de comunicación eran trajineras estilo Xochimilco.

La señorita Luz poco a poco se empezó a rentar y comprar una vecindad ubicada en la calle de Melchor Ocampo #81 en la colonia Magdalena Mixhuca de la delegación Venustiano Carranza del otrora Distrito Federal justo a un costado del Mercado de Jamaica.

Así, María de la Luz fue comprando poco a poco los cuartos de la vecindad hasta poseer 1400 metros cuadrados que convirtió en salones, patios y casa habitación.

La señorita Luz comenzó también con pequeños grupos de párvulos (como se le conoce a la enseñanza de niños de preescolar)

Así, pasaron los años y las décadas y el Colegio Guadalupano llegó a crecer en alumnos y generaciones.

Siempre, la directora Zepeda Gutierrez se encontró con una paradoja, incorporase o no a la Secretaría de Educación Pública; Si lo hacía, no podría meter la religión a su antojo. Tendría que tener maestras tituladas y no a sus amigas y "mujeres de confianza".

Del primer año recordamos a: la maestra Chela
del segundo año a: Mtra. Socorro
del tercer año a: Mtra. Martha
del cuarto a: Mtra. Armandina
del quinto año a: la directora María de la Luz Zepeda Gutierrez y su asistente Lucina. 

Así que la maestra Luz nunca se incorporó y toreó las inspecciones por décadas. De la década de los 40 ¡hasta finales de los 90!

Así que las oracioneslas misas, los rosarios, los cuadros de la Virgen de Guadalupe eran cosa de rutina en los pasillos y salones del Colegio Guadalupano.

También la directora María de la Luz Zepeda Gutierrez era conocida como la maestra Lucha

Llámenle miedo, ignorancia, devoción, fanatismo, necedad pero el Colegio Guadalupano siguió FUNCIONANDO SIN reconocimiento oficial de la SEP. También el preescolar tuvo que desaparecer y así el colegio tenía únicamente cinco grupos.

Porque al no tener registro de incorporación no se podían expedir certificados tanto de primaria como de preescolar. Solamente se logró dar boletas de calificaciones.

La falta de incorporación ante la SEP, créame o no, traían ciertas ventajas:

Los niños podían rezar diariamente el rosario de 8 a 8:30 am., el colegio se seguiría llamando Guadalupano, los niños del colegio y del rumbo podrían allí prepararse para su Primera Comunión asistir a misa cada viernes de mes y los eventos cívicos serían lo menos posible.

Así, no se conmemoraba a Benito Juárez (ja,ja,ja) pero sí los niños le ofrecían flores a María en mayo. 

El recreo era algo muy particular: en primer lugar eran dos recreos, uno para los más pequeños y otro para los más grandes.

El patio que en realidad eran dos, se dividía para niños y niñas. así eran dos descansos uno de 11 a 11:30 y el otro de 11:30 a 12 pm.

El Colegio abría sus puertas a las 8 am pero ¿por qué las cerraba hasta las 9 am?

Porque a las 8 comenzaba el rosario; un niño, el primero que llegaba tomaba el rosario y comenzaba mientras los demás iban llegando en el transcurso de la hora y se fueran sentando en dos salones que estaban conectados entre sí (el de 5to. grado con el de 1ro.)

Entonces, toda la escuela cabía en dos salones y así se rezaba el rosario con su letanía, y para rematar, la directora María de la Luz hacía un pequeño discurso religioso para todos los alumnos y maestras.

En el Colegio se hablaba de Dios, de la Virgen, de los valores, del pecado, y todo lo relacionado con la religión católica.

En el barrio de la Magdalena Mixhuca la directora también era famosa porque era la persona idónea para rezarle (los rosarios) a los difuntos.

En el Colegio Gudalupano, no sólo los niños rezaban, también cantaban, para ir a sus salones después del recreo y para finalizar la jornada.

Recuerdo también una oración con la que siempre terminábamos el día, más o menos decía así: 

Bendice señor a mis padres, a mis amigos, a mis enemigos, protege a los que me has dado por maestros y directores, socorre a los pobres, a los presos, a los viajeros a los afligidos; acuérdate de los enfermos, difuntos y moribundos. 
Oh Dios de bondad infinita, ten piedad y misericordia de aquellos que habrán de morir hoy, amén.

El Colegio Guadalupano terminaba sus clases a la 1:30 pm. pero después en cierta temporada abría sus puertas a todos los niños para que ahí aprendieran el catecismo.

Hay testimonios que cada viernes también se les enseñaba a los niños a tejer y coser para regalar en Día de las Madres o manteles para la Navidad.

Hablando de la época de Navidad, la posada del Colegio era la neta; se arrullaba al niño dios, se cantaba, se hacían pastorelas, y sobre todo se daban las famosas "colaciones".

En julio, al finalizar el año escolar, los niños hacían un "Examen de Religión" oral para "ofrecer" a los padres de familia, y esto sólo era algo montado para agradar a todos ya que este "examen final" estaba bien ensayado.

Los convivios, los festivales de las madres y del maestro fueron también divertidos.

Las visitas a la Basílica, y los días que se convirtieron en años, y los años que se convirtieron en décadas, marcaron a decenas de generaciones.

Como dice la biblia:

"Por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7: 16,21)

Y el Colegio Guadalupano trajo frutos:

Algunos alumnos se volvieron sacerdotes, continuaron acercándose a la iglesia, y los que no, por lo menos no decían groserías en sus casas o escuelas.

La maestra María de la Luz Zepeda Gutierrez marcó muchas vidas. Una enseñanza que ahora se considera "a la antigua", pero que estoy completamente seguro que se necesita más que nunca en un México.

Hace falta regresar al Manual de Carreño para que la gente se sepa comportar en los teatros. Hace falta tener la mirada en Dios para evitar el bullying, hace falta pedir la intercesión de la Madre de Dios para sacar al enemigo del país.

Vayan estas letras para el cielo, donde la maestra María de la Luz nos enseñó que se iba después. 

Vaya este escrito para una mujer que logró lo que pocos pueden hacer: 

Vivir de lo que le gusta a uno hacer y dedicárselo a Dios. 

Nota Final: Si alguno llegó aquí y desea compartir su experiencia, foto o comentario; bienvenida sea y déjenla en los comentarios.

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