La historia reivindica a las güeras tontas, empecinadas en casarse, expertas en la moda porque sólo hablan de tallas, saben de tintes para el pelo y conocen muy bien las marcas. El director hace que los espectadores, desde los primeros cinco minutos, se enamoren del personaje protagónico / Elle Woods.
Si le hacemos caso al argumento feminista de que “vivimos en un mundo de hombres machistas, blancos, heterosexuales y patriarcales”; debemos reconocer también que “el mundo de la abogacía” en la Unión Americana es todavía un sector controlado por “los monstruos con pene”; y la historia tocó este tema.
Es en la escena en la que Elle (Reese Witherspoon) es acosada por su maestro Callahan (Víctor Garber), mentor y líder del bufete de abogados más importante de Massachusetts; donde el profesor le pide a la ingenua pasante “pensar en su futuro profesional”.
La película “Legally blonde”, se da en un contexto (año 2001) en el que, sí había los movimientos sociales feministas en todo el mundo, pero no había estallado el icónico “Mee Too” (octubre 2017)que develaría los acosos laborales y la empatía de muchas mujeres hacia su propio género. Nos faltaba ver explotar la olla.
La cinta le hace un guiño de ojo un sector de mujeres. El personaje de Paulette (Jennifer Coolidge) una esteticista que la rubia protagonista conoce en Boston, pone al descubierto un “tipo de hembra” que existe en Estados Unidos y el mundo:
Una mujer ignorante, infantil a pesar de su edad, con baja autoestima y denigrada por un macho, que en la película la rubia Elle empodera y ayuda con sus pocos conocimientos de abogacía al hacer que Paulette recupere su perro. En un año 2001 en el que el amor y protección a los animales no era tan sonado a nivel mundial, aunque en los Estados Unidos ya a principios del siglo XX se hacía normal el que las mascotas estuvieran tan ligadas a los humanos.
Es interesante que el director le da espacio a las verdades que viven miles de alumnos en la prestigiada casa de estudios.
Los actores hombres también dieron lo mejor de sí. El personaje de Warner (Matt Davis) es el clásico niño bonito, la historia lo pinta ni tan malo ni tan bueno, como son miles de jóvenes en la vida real. Un hombre que quiere superarse, destacar en su profesión, que si le dan un beso lo acepta y que si le dan alcohol en una fiesta lo toma.
Con un final rápido en el que con un “discurso de graduación” la cinta cierra dándonos moralejas de la vida sin ser pedantes, ni moralinas.
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