sábado, 29 de noviembre de 2014

En defensa de la TV, en defensa de Chespirito. Por Fernando Martínez


Soy de la generación que creció oyendo que los video-juegos provocarían mi violencia y que la televisión me enajenaría a tal grado que comería mi cerebro. Crecí escuchando que si veía a Chespirito aprendería a poner apodos y a molestar al de enfrente de mi pupitre. Ninguna de estas cosas ocurrió.

Me siento a escribir estas líneas por la muerte de Roberto Gómez Bolaños (Chespirito) y lo que ha ocasionado en twitter, por las columnas de opinión que ha generado este ícono televisivo antes, durante y después de su muerte. Diversas afirmaciones en contra de su legado me hizo reflexionar que yo estoy más neurotizado y traumado por el contacto social, que por la televisión. Sí, más por el contacto social. No soy el único, mi experiencia en un orfanato me dio la visión de que los niños que cuidaba estaban tan dañados porque:

“Papá borracho mató a golpes a mamá” 

“Mi mamá se prostituye y se droga y no me cuida”

“Mi mamá murió y papá se volvió a casar con otra señora, esa señora no nos quiere a mí y a mis hermanos”

Algunos de los testimonios de niños que mínimamente tenían acceso a la televisión (una hora por semana) por la infraestructura y reglas del lugar donde vivían.

Jamás escuché a un niño decir que sentía odio porque lo vio en televisión. Nunca vi influencia de este medio electrónico en sus vidas con excepción de cómo imitaban las voces de los personajes de Bob Esponja y cómo les gustaba practicar futbol.

Crecí también escuchando (y hasta la fecha) que la televisión mal-educa a las personas, que provoca estereotipos y tergiversa la realidad de los mexicanos. Autores tan prestigiados como Giovanni Sartori en el Homo videns (que me tomé la molestia de leer)nos daban una pesimista perspectiva de lo que la televisión hacía con nuestros niños(1).

La Aguja Hipodérmica o Bala Mágica es la teoría con enfoque funcionalista de la década de los 30 que apoya tal afirmación y que deja de lado toda responsabilidad de parte de la audiencia. Fue en la década de los 60 que la teoría de Los Usos y Gratificaciones cuestiona qué hace la gente con los medios y no lo que los medios hacen con la gente.(2)

Fue Jesús Martin Barbero (Doctor en filosofía, con estudios de antropología y semiología, experto en cultura y medios de comunicación que ha producido importantes síntesis teóricas en Latinoamérica acerca de la posmodernidad) quien cambia el paradigma en: De los medios a las mediaciones. En su texto Barbero mira el otro lado del proceso de la comunicación llamado recepción, conformado por las resistencias y las variadas formas de apropiación de los contenidos de los medios. La comunicación se hace así cuestión de cultura, que exige mirar los mass media en un contexto más amplio, teniendo en cuenta las distintas redes que se configuran y los procesos que allí tienen lugar. (3)

Lo que Sartori jamás cuestionó en el Homo videns es el papel que juegan los padres, las escuelas e incluso las universidades en la re-educación del ser humano. Sí, porque al ser humano hay que re-educarlo, a los niños hay que re-educarlos. Decía Freud que los niños son perversos polimorfos. Pon a un niño de 2 años a jugar con uno de sus contemporáneos y pregúntate por qué no comparte sus juguetes, por qué siente envidia de sus posesiones y “no se toca el corazón” para compartir un pedazo de su felicidad. ¿Será que nacemos egoístas que con el paso del tiempo una “educación” nos lo quita?

En una conferencia de prensa un reportero increpó al creador de Los Simpsons, Matt Groening, diciéndole que si no creía que Bart era un mal ejemplo para los niños, a lo que Groening respondió con una pregunta y respuesta a la vez:

“¿Quieres que tu hijo no sea como Bart?, bueno pues que no tenga un padre como Homero".

En el año 2002 se estrenó la cinta "El crimen del padre Amaro", su más reacio crítico fue Jorge Serrano Limón ex-líder de la organización Pro-Vida. Recuerdo en ese entonces a los intelectuales gritar:

¡Es ficción idiota!  

Porque una de las críticas a los personajes de Chespirito es que eran machistas, violentos y mediocres.(4) Hoy les grito a los intelectuales ¡Es ficción idiota!

Reza una premisa de los Estudios Culturales en Comunicación:

“Los medios de comunicación no son tan perversos, pero tampoco son tan inofensivos. Las audiencias no son tan perversas, pero tampoco son tan inofensivas”. 

Algunos de mis profesores en la universidad me decían que nunca podrían competir con un documental de Discovery o National Geografic porque ahí estaban reunidos distintos científicos de diferentes disciplinas que provocarían definitivamente la mejor explicación, argumentada, resumida e investigada que pudiera dar el mejor profesor con maestría y doctorado en una clase de Harvard.

Uno de los Usos y Gratificaciones de los medios electrónicos de comunicación, no sólo la televisión, es hacer de compañía. Hoy la gente twittea por soledad como antes prendía la radio.

Y hablando de las nuevas tecnologías de la información, ahora tenemos que echarle un ojo a Facebook. ¿No es ahí donde también se ve y se lee desinformación, amarillismo, exaltación del ego, individualismo, banalidad, odio implícito o explicito, morbo y frustraciones disfrazadas? Aquí los emisores “somos nosotros” y no “un ente malo” como Televisa.

Los mensajes que transmiten los medios tradicionales están hechos por seres humanos. Los mensajes de Facebook y Twitter también.

Un día le argumente de buena manera a una maestra:

“Pensar en que la televisión cambie sus contenidos es pensar que Sabritas cambie sus productos a fruta picada”, es decir que el entretenimiento es inherente a la televisión como la grasa de las quesadillas de doña Juana es inherente a la “mala alimentación”

Dejemos de buscar culpables. La televisión no es la Secretaría de Educación Pública ni mucho menos un padre o una madre. Sé que en algunos casos así lo es y en esos casos lo lamento muchísimo.

Sé que existen testimonios recogidos por el FBI y distintas corporaciones estadounidenses que aseguran que autores de asesinatos, robos, se han inspirado en películas y series para cometer dichos delitos pero no creo que sean al 100% las incitadoras. 

Hay que detenernos en tiempo y preguntarle al delincuente por su historia de vida, por su relación con sus padres, con sus compañeros de escuela, con sus amigos o conocidos.
¿No dichas personas llenaron de maldad su cerebro que cuando se encontraron con estos productos culturales se vieron en ellos reflejados sus sueños de destrucción?

El que se suicida, mata, roba o comete algún delito no lo hace por una decisión que le llega de la noche a la mañana. Tuvo que pasar muchos años y diferentes situaciones que los dejaron en esa coyuntura. Son muchos factores que se mezclan e influyen en distintos individuos que los llevan a tomar una decisión así.

Si no me creen vayan a los reclusorios y pregúntenles.

Hoy los científicos sociales todavía no se ponen de acuerdo en qué tanto perjudicaron los video-juegos al ser humano. Yo digo que gracias a la lógica de Nintendo, Atari y Zega puedo entender la lógica de un cajero automático, mi mamá de más de 60 años no.

Hoy gracias a la televisión pude comprender “la psicología de mi perro” y qué medidas tomar para mejorar su comportamiento. (Vi “El Encantador de Perros” en Animal Planet)

Sí, la televisión puede mostrarnos una imagen transformada de la realidad, como también lo hacen la radio y los periódicos. Y por supuesto que hoy las redes sociales nos muestran realidades distorsionadas.

Caín mató a Abel y el agresor no tenía televisión. La edad media, (nos cuentan) ,fue una de las etapas más obscuras de la humanidad; ignorancia, pobreza, plagas, guerra y un largo etc. ponen a este lapso de tiempo en la historia como el apocalipsis now 

Lamento decir que la televisión está hecha por seres humanos. No es un ente aislado que, como el Hombre de Malvavisco de los Cazafantasmas, anda por la calle asustando gente entre los edificios. 

La televisión es considerada por algunos comunicólogos como una institución hecha por humanos (vuelvo a repetir) siempre debemos analizar bajo qué cultura, valores, educación, etc están esos señores productores de contenidos que bajo esas influencias comunican lo que comunican.

Hagamos un acto de consciencia y seamos sinceros con nosotros mismos y reflexionemos qué tan “malos” hemos sido a causa de la TV. ¿no será, también que como mis amiguitos del orfanato hemos sido dañados por otros de nuestra misma especie que han usado como nosotros el propio albedrío?

Por último que Chespirito estaba en contra del aborto. Sería un cobarde y un mal agradecido si no.

Los intelectuales que lo critican pero no se tomaron la molestia de leer su autobiografía(5), la cual empieza contándonos cómo su madre por una confusión médica tomó una pastilla para combatir la gastritis, esto le provocó síntomas de aborto. El médico le ofreció a la futura madre la posibilidad de abortar a lo que ella se negó. (¡Hubiera abortado a uno de las máximas figuras de la televisión hispana!) 

Así Roberto Gómez Bolaños comprendió el razonamiento que muchos anti-abortistas tenemos; si abortas posiblemente estarás abortando al inventor de la cura del sida o a un premio Nobel de la Paz.

(1) Giovanni Sartori. Homo videns. La sociedad teledirigida. Editorial Taurus. 5ta. reimpresión abril del 2003

(2) Se recomienda leer estas teorías. Wikipedia nos da una idea

(3)Así se describe al autor y su su obra en Wikipedia

(4) El chavo del 8 ¿Violencia, machismo y denigración? Sin Autor. Notimex. El Universal. Viernes 28 de noviembre 2014

Fecha de consulta: Viernes 28 de noviembre 2014

(5) Roberto Gómez Bolaños. Sin querer queriendo. Editorial Aguilar. México. 2006

viernes, 21 de noviembre de 2014

No a una economía de la exclusión *El texto del Papa Francisco que hizo que lo calificaran de marxista.(1)

Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir 
«no a una economía de la exclusión y la inequidad». 
Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. 

No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. 

Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del « descarte » que, además, se promueve. Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son «explotados » sino desechos, « sobrantes ».

En este contexto, algunos todavía defienden las teorías del 
«derrame », que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los excluidos siguen esperando. 

Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe. 

La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera.

No a la nueva idolatría del dinero

Una de las causas de esta situación se encuentra en la relación que hemos establecido con el dinero, ya que aceptamos pacíficamente su predominio sobre nosotros y nuestras sociedades. La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humano! 

Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano. La crisis mundial, que afecta a las finanzas y a la economía, pone de manifiesto sus desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica que reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo.

Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. 

Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y sus intereses alejan a los países de las posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A todo ello se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales. El afán de poder y de tener no conoce límites. 

En este sistema, que tiende a fagocitarlo todo en orden a acrecentar beneficios, cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertidos en regla absoluta.

(1) Papa Francisco. Exhortación apostólica Evangelii Gaudium. pp. 45-48

lunes, 17 de noviembre de 2014

CARTA A LAS Y LOS JÓVENES DE MÉXICO por Boaventura de Sousa Santos

 La Jornada  (15 de noviembre, 2014)


Me dirijo a todos mis amigos y a todas mis amigas de México. Si me permiten, me dirijo en especial a ustedes los jóvenes y las jóvenes de México.

Una conmoción atraviesa todo el mundo por el horror de la masacre de los jóvenes de la Escuela Normal de Ayotzinapa, Guerrero, y en particular por el horror de los detalles con que se ha cometido esta acción. Comprendo su gran angustia, rabia y perplejidad: 

¿Qué tipo de sociedad es esta que permite que gente aparentemente normal como nosotros cometa crímenes tan detestables? ¿Qué Estado es este que parece infiltrado hasta los huesos por la narcoviolencia? ¿Qué democracia es esta que invita a la resignación ante enemigos que parecen demasiado fuertes para poder ser combatidos, mientras se aprueban leyes que criminalizan la protesta pacífica (como las leyes bala y mordaza)? ¿Qué policía es esta que es cómplice con la desaparición forzada y tortura de ciudadanos inocentes? ¿Qué política educativa es esta que persigue a la educación rural y no permite que estos jóvenes sean héroes por la vida comunitaria que promueven, sino mártires por la muerte horrorosa que sufren? ¿Qué comisiones de derechos humanos son esas que existen en ese país, que están ausentes y omisas ante crímenes de lesa humanidad mientras que los verdaderos activistas de derechos humanos son asesinados? ¿Qué mundo es este que sigue elogiando el Presidente de la Republica por el simple y único relevante hecho de haber entregado al imperialismo la última riqueza del país que restaba en manos de los mexicanos?

Sé que son demasiadas preguntas, pero lo peor que podría pasar sería que Ustedes se dejasen dominar por la magnitud de ellas y se sintieran impotentes. La contingencia de nuestra vida y de nuestra sociedad está dominada por dos emociones: el miedo y la esperanza. Sepan Ustedes que esta violencia desatada se dirige a su resignación, dominados por el miedo y, sobre todo, por el miedo de la esperanza. 

Los poderosos criminales saben que sin esperanza no hay resistencia ni cambio social. Sabemos que es difícil escapar al miedo en condiciones tan dramáticas como las que viven. El miedo no se puede eliminar, pero lo importante es no rendirse al miedo, sino tomarlo en serio para poder enfrentarlo y superarlo eficazmente, a eso le llamamos: Esperanza. Ustedes tienen la fuerza para salir de esta pesadilla, resistir a la ilegalidad y violencia institucionalizadas y construir una alternativa de esperanza. Para eso es necesario organización, respaldo popular y una clara visión no solamente política, sino también ética de una sociedad donde sea posible vivir con dignidad y en paz.

Hay varias opciones y no me sorprende que Ustedes las contemplen todas. Sé que algunos buscan criar zonas autónomas, libres de opresión y de dominación. Tales zonas liberadas son fundamentales como espacio de educación, para que Ustedes muestren unos a los otros que es posible vivir de manera cooperativa y solidaria para que cada uno y cada una pueda decir: yo soy porque tú eres

Pero más allá de las zonas liberadas es necesario enfrentar el poder político, económico y cultural que oprime y aterroriza. Para eso hay dos opciones básicas y estoy seguro que Ustedes analizan las dos con mucho cuidado: por un lado, la lucha armada, por otro, la lucha pacífica, legal e ilegal. 

Si me permiten, les digo que la historia muestra que la primera es irrenunciable solamente cuando no hay otra posible alternativa. La razón es simple: la lucha armada difícilmente tiene respaldo popular si obliga a sacrificar la vida para defender la vida. La pregunta es ¿hay espacio de maniobra para una alternativa pacífica? 

Humildemente pienso que sí porque la democracia mexicana, a pesar de estar muy herida y violada, está en nuestro corazón, como bien demuestran sus luchas contra tantos y sucesivos fraudes electorales. Miren la experiencia del sur de Europa, donde el desespero de los jóvenes está dando lugar a innovaciones políticas interesantes, partidos-movimientos que asumen internamente los procesos de democracia participativa, donde los rostros conocidos son voceros de procesos de deliberación muy creativos en que participan miles de ciudadanos y ciudadanas. Y subrayo, ciudadanos y ciudadanas. Lamentablemente, en muchos países, y México no es excepción, las tradiciones de lucha tienen estilos bastante autoritarios, estilos machistas verticales. Hay que profundizar a ese nivel la democracia participativa, sobre todo cuando sabemos que las mujeres han sido tantas veces blancos privilegiados de los sicarios. 

¿Será posible en México un nuevo partido-movimiento organizado por las jóvenes y los jóvenes? Ustedes saben la respuesta. Mejor aún, Ustedes son la respuesta. No va ser fácil porque los señores del poder van intentar criminalizar su lucha pacífica. Hay que asumir el costo de la resistencia pacífica aunque ésta sea declarada ilegal, asumir ese riesgo en nombre de la esperanza. El miedo de la ilegalidad tiene que ser enfrentado con la convicción de la ilegalidad del miedo. Ahí está la esperanza.

Un abrazo solidario.

ENTREVISTA A JAVIER SICILIA por Fernando Martínez