jueves, 7 de marzo de 2019

CRÍTICA DE LA PELÍCULA “MEFISTO” Por Fernando Martínez

Esta película debería llamarse en vez de “Mefsito”, “Nefasto”, durante los primeros 20 minutos como espectador te das cuenta que la trama sólo ocurre más en los diálogos que en lo que se muestra en la cinta.

Como espectador uno empieza a desear ver las imágenes antisemitas de tan aburrida que resulta ver esta película hablada en alemán.

La trama se desarrolla a principios de la 2da. Guerra Mundial y trata acerca de la vida de un actor y director de teatro llamado Hendrik Hofguen, éste es judío, y se rehúsa a creer que el gobierno alemán esté matando a su raza.

En la historia de este largometraje Hendrik encarna, como actor de teatro,  a muchos personajes diferentes,  él es el  más reconocido actor del teatro en Alemania y es llamado para que actuara en Berlín. Dentro de una obra el protagonista canta y hace una fuerte  crítica a la opresión de los obreros.

Hay escenas que son “clásicas” en las películas que cuentan la Segunda Guerra Mundial y que se quedan en la mente del que está mirándolas, la primera es el asesinato de un actor, por la espalda y con una pistola, por parte de los alemanes. (Es en está parte de la cinta cuando uno se despierta).

Una segunda escena (que tal vez no se haya visto mucho, pero que sorprende) es el entrenamiento de niños alemanes por parte de el ejercito, se ven a los infantes como verdaderos nazis cantando y marchando entrenados al paso de guerra.

En esta historia también está la amante de Hendrik, una negra nacida en Alemania que sufre el racismo en su propia patria, pero que aparece más acostándose con el protagonista que sufriendo por la opresión nazi.

Uno de los aspectos que “son rescatables” de “Mefisto” es la conclusión de que el arte puede ser el único escape serio para la maldad del mundo, es el arte quien tiene la obligación de “animar” a los demás en tiempos difíciles. Pero ¿acaso “Mefisto” puede animar a alguien?, a mí me deprimió. 

No la recomendaría ni a mi peor enemigo, no puedes abusar del espectador ofreciéndole demasiados diálogos y nada de acción, (en lo particular los diálogos aportaban poco de lo mucho que se habló dentro de la película). 

Es redundante y es difícil encontrarle reflexión, conclusión, exalto, crítica, repulsión por la injusticia, estos son de los sentimientos que debería despertarnos una cinta basada en la Segunda Guerra Mundial, al parecer fue buen intento por mostrarnos el conflicto bélico desde otra perspectiva que es el teatro, pero resulto demasiado petulante para mi mente.

Si los alemanes la pudieron entender, ¡felicidades!, y no es que pida “sangre”, pero ¿eso fue la Segunda Guerra Mundial? ¿Eso fue la intervención nazi respecto al arte? , ¿No debió de hacer más explicito la intromisión del Führer para con los escritores actores y directores de teatro?

Eso es sólo lo que puedo decir de esta cinta, que aunque sea para "intelectuales de izquierda", me quedo con la cursilería de “La Vida es Bella” y “La Lista de Schindler”

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