“Soy madre de mártires, y estoy orgullosa de ellos, tengo la certeza que mis hijos se mantuvieron firmes en su fe a Cristo. Ellos interceden por mí y por su padre en el cielo. Estoy rezando por los seguidores de ISIS, y pidiendo a Dios que les dé la luz y abra los ojos a la verdad y al bien”
Son las palabras de la madre de dos hermanos -Samuel de 22 y Beshoy de 24 años- que integran la lista de los 21 mártires coptos que fueron decapitados en la playa de Sirte en Libia en el 2015, pese a que les ofrecieron múltiples oportunidades de renunciar a su fe y convertirse al islam para salvar sus vidas.
El Papa Francisco, anunció que estos 21 mártires serán conmemorados en el calendario litúrgico de la Iglesia católica, convirtiéndose así en los primeros santos venerados por las Iglesias Católica y Copta Ortodoxa, separadas oficialmente desde hace más de 1.500 años.
Ellos son un ejemplo de miles de cristianos en el mundo que sufren hoy en día persecución o discriminación a causa de su fidelidad a sus convicciones religiosas o a su devoción a Jesucristo.
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