A México, Alejandro Sanz llegó a principios de la década de los 90, pero fue en el año 1997 que el español tuvo su mejor momento con el álbum “Más”.
Ahí cantábamos emocionados las letras tan apasionadas que junto a una buena melodía nos decían:
“Amiga mía: princesa de un cuento infinito”
“Si hay Dios, seguramente entiende de emoción”
“Esta es mi manera de decir las cosas, no es que sea mi trabajo es que es mi idioma”
Alejandro se ganó a una generación de muchos jóvenes que entendían sus canciones a pesar de esa rara voz y pésima dicción que hasta hoy lo caracteriza.
Pero ¿podríamos quejarnos?Pues es que a otros grandes cantantes una pésima voz no les había impedido el éxito.
Ejemplos son Ana Gabriel y Alex Lora.
Otro monstruo, engendro del marketing y buenos ecualizadores, es el guapo de Enrique Iglesias quien en tan sólo una década lograría cautivar al mundo.
Un poco de guapura, juventud, una voz "aceptable", melodías con arreglos y muy ecualizadas con letras hermosas que lo catapultaron al éxito que hoy ya todos conocemos.
El cantante se ha inmortalizado, internacionalizado y ya es un referente de la música Pop en el mundo occidental. Alejandro fue y es un hitazo que difícilmente olvidaremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario