EL TÍO DE LOS MUCHACHOS
(CUENTO)
Para Mi Papá
Si quieres vivir en la Ciudad de México; nunca abandones los buenos
modales ni la pistola
Manuel Mondragón y Kalb
Jefe de la Policía de la Ciudad de México
Dicen
varios cuentistas, novelistas y dramaturgos que
cuando hay una herencia entre familiares (padres, hijos,
tíos y sobrinos),
el parentesco se olvida, al igual
que en el título
de la obra
de teatro:
Los cuervos están de luto de Hugo Arguelles Cano
1965
La relación
entre el Doctor:
Marco
Beltrán Salcedo (1)
y sus sobrinos:
Cortina Beltrán
resultaba amable y cordial, porque cada
uno de los ocho
que eran, habían
ido
con él a consulta desde niños.
Muchos años
después los seguía atendiendo gratis a pesar de que ahora iban con sus
parejas
y hasta con sus
hijos.
El único
pago que recibía
era que esposas
y niños
le dijeran
Tío.
Así las consultas penosamente
disfrazadas de visitas de cortesía, ya habían
entrado,
como dicen
los
clásicos en un:
Stato quo
algo así como:
Para que
cambiamos las cosas si están funcionando bien
ya eran
parte
de la cotidianidad
y por lo tanto
se tomaban
por obvias.
Así hubieran
seguido
hasta el Final
de los tiempos, si la herencia que se disputaban desde hace
mucho,
no
hubiera entrado en una etapa
bastante crítica, debido a la voracidad que demostraron la mayoría
de ellos.
Se trataba
de la repartición de tierras
en la ciudad
de La Plata, Estado de México, que les había dejado
el
Tío Quinto, el cual
era
dueño
de
medio pueblo y murió
un poquito intestado.
A la familia Beltrán Salcedo le tocaría la cuarta parte de los terrenos,
porque a otras
tres
ramas de los Salcedo,
les pertenecían
los mismos metros cuadrados.
Otra persona muy interesada
era el controversial Conde Morones, miembro y representante de la familia Muñón Salcedo
que también
quería una mochada mayor
de la que le
correspondía.
Con él
estaba su hermana Licha.
De repente
Conde Morones sufrió un derrame cerebral que lo tendría postrado a una silla de ruedas por el resto
de su vida
y ya no podría ir a La
Plata, para seguir
haciendo
negocios.
Al enterarse
de esto, el Doctor Marco fue
a verlo
porque siempre se había llevado bien
con su primo
Conde
y comprobó
la gravedad de la enfermedad.
Al otro
día, José Cortina Beltrán abogado
y representante legal de su familia,
fue
a la consabida
consulta
gratis, con sus
respectivas
medicinas incluidas.
Después de la revisión
y de tener en las manos, su dotación de medicamentos,
antes de despedirse se acercó a su tío el:
Doctor Marco Beltrán Salcedo
para decirle casi al
oído:
“Extiéndele
un certificado
de defunción a Cando Morones…
Y nos quedamos con su parte”
(1).- No se pusieron nombres verdaderos para no involucrar a
los
presuntos implicados.
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