miércoles, 17 de mayo de 2017

VISITA A LA BASÍLICA DE GUADALUPE: UNA MIRADA ANTROPOLÓGICA Por Gianfranco Fuscaldo Albino


Tuvimos la oportunidad de visitar la Basílica de Guadalupe un domingo entero.

Ahora quisimos disfrutarla desde una mirada antropológica; tratar de ver más allá, tratar de comprender la fe e intentar lograr una empatía con el "hermano".

Quisimos vivir lo más posible todos lo que se vive allí (valga la expresión); oler, sentir, observar, caminar, y quizás solo desde nuestra mente, mimetizarnos con las personas que descansan en cualquier jardinera y se encuentran al mismo tiempo comiendo un sándwich, tomando refresco en vasos de plástico, y saboreando las piezas de pollo rostizado, con golosinas, papitas etc.


Comenzamos en la Calzada de Guadalupe donde, como siempre, en el camellón(por los carriles centrales de esa avenida) hay un paseo dominical de peregrinos. Del otro lado de la avenida (carriles izquierdos) se clausuran para que los ciclistas aprovechen el domingo pasear con sus hijos en bicicletas, patines, y demás artefactos con ruedas.

Llegando a las calles periféricas de la Basílica sabemos que hay un sinfín de establecimientos; nos metemos al Seven Eleven de donde hay tres cajas de cobro en funcionamiento, y lo que más se vende son bebidas azucaradas, y por supuesto, los ya tradicionales y ricos refrescos.

Después de comprar una botella de un litro de Levité de Bonafond, pasamos al atrio principal para después entrar a la nueva Basílica de Guadalupe donde se lleva a cabo una misa.

Ahí vemos:

Feligreses parados, turistas "merodeando", no faltan las personas que entran de rodillas, colas para los confesionarios. 

Entramos luego a la capilla del Santísimo (que es donde se encuentra Jesús eucaristía. O sea, las hostias, es ahí donde hay bancas, todas ellas ocupadas pero encontramos un espacio para sentarnos. Desde ahí observamos que familias llegan a arrodillarse, jóvenes, personas ancianas, y hasta un tierno viejecito con sombrero de palma nos pregunta dónde se coloca (ahí) la limosna.

Como es domingo; las personas que son encargadas de dar la comunión durante la celebración, (llamadas ministros de la eucaristía) entran cantando y rezando:

“-En los cielos y en la tierra sea siempre alabado.
-El corazón amoroso de Jesús sacramentado”

Con una especie de paleta en forma de copón que indica que ahí llevan las hostias, y uniformados con ropa sastre, los distintos ministros de la eucaristía entran en parejas para poner los copones en una especie de caja fuerte que forma parte del resguardo de hostias de todo ese templo.

Al salir, no podemos más que dirigirnos al lugar donde puedes observar el “cuadro original” de la virgen de Guadalupe; se dice que por seguridad es una réplica y que el original solo se coloca el 12 de diciembre o en ocasiones especiales; pero es lo que se afirma off the record, no hay pruebas de ello.

En una especie de tres bandas eléctricas, que permiten que las personas paradas puedan “saludar”, mirar y orar a la Virgen de pie pero a la vez seguir avanzando.

Ahí se ve la fe de las personas, con una gran devoción; suben la mirada al cielo, rezan en voz alta y baja, los que traen niños pequeños les susurran al oído a sus hijos sobre la virgen; y ahora en estos tiempos modernos todos quieren tomar una foto con su celular al cuadro de la Guadalupana.

En las afueras de la “Basílica Nueva” existe un lugar exclusivo para prenderle una veladora a la virgen de Guadalupe, aquí la foto:

De este espacio podemos decir que nos impresiona la cantidad de veladoras encendidas que existen, y aún así, sigan llegando devotos buscando prender una más.

Los directores del recinto Mariano han encontrado “el orden perfecto” para que todos tengamos la oportunidad de encenderle una luz a “La Lupita”; porque la creencia es no solo ir a La Villa, es "hablar con ella", pedirle un milagro y al mismo tiempo encenderle una luz.

A las personas no les interesa dónde vendan este tipo de veladoras, ya sea dentro o fuera, en los lugares establecidos oficialmente por las autoridades, el asunto es cumplir con todo el rito. 

Es aquí donde muchos ponen todas sus esperanzas cuando desde el principio buscan venir a hablar con la Reyna del Cielo, pero el objetivo que no debe fallar es encender una veladora. En este específico lugar también llegan devotos que vienen en familia, traen niños de meses de edad, vienen arrastrando a sus abuelos en sillas de ruedas y se percibe que éste es uno de los espacios favoritos de los feligreses.

Aquí no hay regla de cuántas veladoras encender aunque el espacio es finito.

Después, caminamos rumbo al Cerrito, y en la explanada vemos a personas muy enganchadas con el reloj que a cierto momento transmite las 12 apariciones de la virgen de Guadalupe; todo con un sencillo y muy rudimentario mecanismo que tiene narraciones y voz en off. En la era de la comunicación digital es la sensación de chicos y grandes.

¡Increíble que las personas se queden mirando hoy que la tecnología nos hace ser más exigentes!

Continuamos nuestra observación cerca ya de la Plaza Mariana, donde hay una especie de danzantes prehispánicos que está cautivando a un gran grupo de personas. Ahí nos sentamos en una jardinera porque llama la atención ver a cuatro niños y niñas que apenas rebasan los dos años de edad. Pero también en este grupo de devotos disfrazados de danzantes en donde existen niños de diez u once años de edad.

En el centro se alcanza a ver a un pequeño que toca el tambor que escasamente rebasa los ocho años. Estos danzantes llevan más de veinte minutos y luego se acercan al centro del atrio para hacer su “último número”.

Después las mujeres más jóvenes se hincan y se ponen en fila para entrar de rodillas al recinto mariano, se alcanzan a escuchar a papás explicándole a sus hijos el porqué se ve tan sorprendente acto, pues las caras de las jóvenes llegan a ser de sufrimiento por el sacrificio al que están sometiendo a sus rodillas.

Solo hace falta ir un fin de semana a este importante recinto católico ubicado al norte de la Ciudad de México para comprobar que las personas continúan visitándolo, ya sea por fe, manda, devoción o por turismo.

Le guste a quien le guste, la Virgen de Guadalupe sigue estando allí, allí donde supuestamente la pusieron los malos y pervertidos conquistadores españoles, sigue estando ahí después de que soportó un atentado con bomba.

Seas creyente o no, si te gusta la observación desde el punto de vista de la Sociología, la Antropología, la Psicología, la Religión, la Comunicación y la Cultura; tienes que visitar de nueva cuenta la Basílica de Guadalupe.

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