viernes, 30 de septiembre de 2011

¡HASTA SIEMPRE CAPULINA! por: Carlos Bernal Romero

Para el inolvidable Capu

¿Saben qué? No lo sé, puede ser, a lo mejor, quien sabe, tal vez
Vicente Fox

Hablar de Gaspar Henaine Pérez Capulina (1) (6 de enero de 1926 Chignahuapan. Puebla) es hacerlo sobre uno de los cómicos más entrañables no sólo del Cine nacional, sino de la vida misma.

         Simplemente el gran Capu es parte esencial de nuestra infancia la cual estaría incompleta sin su regordeta y entrañable figura, coronada con su inolvidable sombrero que tenía un enorme agujero en la parte superior. 

  Así, si en un ataque de esnobismo, alguien  negara  y dijera que no vio al Chavo del 8 (por cierto el no menos genial Roberto Gómez Bolaños, escribió los guiones de algunas películas del cómico y para el programa Cómicos y canciones con Viruta y Capulina)  aunque no le creeríamos, le daríamos el beneficio de la duda.

        Pero si una persona nacida entre 1960 y 1970, afirmara lo mismo, con y de Gaspar Henaine, se le puede considerar como un desadaptado social, porque no tuvo infancia.

         Pero como nosotros si tenemos:

         Madre, infancia y memoria

         Lo recordamos con todo el amor del mundo, porque ahora como adultos, Capu, representa uno de los últimos resquicios, que nos quedan para volver  a ser niños

         Primero con Viruta (Marco Antonio Campos Contreras 9 de septiembre de 1919/19 de febrero de 1996, México D.F.) de:1952 a 1967.

Y luego en solitario, hasta hoy 1 de septiembre del 2011, el Rey y Campeón del humorismo blanco, durante casi 60 años, ha sido parte de nosotros, porque de alguna manera:

         Todos somos Capulina

         Ahora a sus bien vividos 85 años,  completa y felizmente retirado en su casa de Cuernavaca, Gaspar Henaine Pérez vuelve a ser aquel niño de seis que en 1932, se vino junto con su familia a vivir a la Ciudad de México.

         Entonces por todas las alegrías que nos dio, ha dado y dará, vaya desde aquí, con este mínimo ensayo, un pequeño homenaje en vida a un ser humano excepcional.

         Reconocemos y agradecemos que gracias a su ingenio-ingenuo, hizo que los años  infantiles, fueran muy felices y a la mar de divertidos, tan sólo porque contábamos con nuestro Capulina.

         Nos podríamos pasar horas y escribir n cuartillas sobre Gaspar Henaine Pérez sin cansarnos, pero tendremos que dejarlo en una hoja y media para terminar con un:

         ¡Hasta siempre querido Capulina!


(1).- Por cierto el nombre de Capulina viene de un chiste pelado:
         Estaba un niño teniendo sexo en la calle con una perra, llega un policía y le grita:
         -¡Niño esas son porquerías!
         El niño no le hace caso y le pregunta:
         ¿Es su perra?
         -No
         -¿Es su calle?
         -No
         Para terminar el niño exclama:
         -¡Entonces no te metas, Capulina!

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