Si Uri Geller hubiera nacido en México, sería el Presidente del PRI
Memorias de José López
Cuentan nuestros padres; los libros acerca de la época (1) y la picaresca nacional, que cuando José López Portillo (1976-1982) llegó y estuvo en la Presidencia de México, estaba si no divorciado, sí separado de su entonces esposa:
Carmen Romano Nolk (10 de febrero de 1926, Ciudad de México /9 de mayo del 2000, Ciudad de México)
Como en ese entonces, no era bien visto que un presidente llegara sin pareja a Los Pinos, la convenció para aparecer como un feliz y bien avenido matrimonio.
De esta manera, continuó la tradición política mexicana de las:
Primeras Damas (2)
Antecedida por:
María Esther Zuno Arce (8 de diciembre de 1924, Guadalajara Jalisco/ 4 de diciembre de 1999, Ciudad de México) mejor conocida como La Compañera Esther y esposa del ex Presidente Luis Echeverría Álvarez (1970-1976) la señora de López Portillo, también apodada La Tigresa, le dio:
Vuelo a la hilacha en el sexenio de su esposo.
Entre sus excesos u ocurrencias estuvieron:
1).-Mandar a traer unas enchiladas potosinas cuando se encontraba en una visita en París, Francia.
2).- Ordenar que en la suite del hotel donde se hospedara (sin importar el piso en el que se encontrara), hubiera un piano de cola.
3).- Traer a Uri Geller (20 de diciembre de 1946, Tel Aviv, Israel)
En ese entonces entre 30 y 36 años, de origen judío, se volvió al estilo de las cortes europeas del Siglo XIX, el:
Favorito de la reina tanto así, que tenía acceso directo a Los Pinos y se trasportaba en el Avión Presidencial.
Nos lo presentaron como:
Mago, síquico, vidente, ilusionista…y en un programa de televisión, puso a doblar cucharas a todo el país.
Siglo XX, nos sorprendió verlo hoy (sábado 21 de enero) en Canal 4, en la emisión Oppenheimer presenta conducida por el reconocido periodista: Andrés Oppemheimer.
Y ¡Aunque ustedes no lo crean! Como si no hubiera pasado tanto tiempo, sacó una cuchara y nos dijo:
Hagan lo mismo y la doblarán con la mente
Al volver a escucharlo, no supimos:
Si reírnos, llorar o preguntarnos:
¿De verdad seguimos siendo tan pendejos?
(1).- Serie de novelas de Luis Spota llamadas la Costumbre del
Poder.
(2).- La suerte de la consorte de Sara Sefcovich
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