lunes, 11 de marzo de 2019

ANALISIS DE LA TELENOVELA: UN PRODUCTO DE LA INDUSTRIA CULTURAL Por Fernando Martínez


A partir de la crítica de la Escuela de Frankfurt y sobre todo en la teoría de la Industria Cultural realizaré el análisis de la telenovela como producto de la industria cultural. 

Citaré casos específicos, como la historia de Televisa “Mañana es Para Siempre”[1]. 

Pero hablaré en general del género dramático en televisión, el cual sigue repitiendo los mismos patrones que Max Horkheimer analizó de los productos que genera el capitalismo.

La teoría crítica de la Escuela de Frankfurt realiza un fuerte análisis respecto al sistema social que viven los seres humanos, ya que para esta corriente filosófica “la sociedad se puede comparar con mecanismos no humanos. Este mundo no es el del hombre, sino el del capital”[2]

Según Max Horkheimer el cine, la radio y las revistas constituyen un mismo sistema [3] ya que se convirtieron en industrias en pro de los mismos sistemas económicos que se promueven en sus mismos productos (programas), los cuales ayudan a reforzar las mismas ideologías que deben legitimar la porquería que producen deliberadamente [4] .          

 Y es que a pesar de que el “boom” de la TV  no estuviera presente en el pensamiento de Adorno o Horkheimer, queda ahora como “anillo al dedo” sus críticas sobre la industria cultural para la TV y sus programas.

Ellos argumentaron que el consumidor de entretenimiento no quiere y no puede esforzarse en el análisis, (por ejemplo, de una película), porque ésta misma está diseñada para que no haya tiempo en el análisis pues el espectador perdería el hilo de la secuencia.

Encontré en la industria de las telenovelas, (como también lo hubiera encontrado en la industria automotriz, en la refresquera o en la industria del vestido) el engaño de lo “aparentemente variable”, que crítica Horkheimer. Según el cual la supuesta innovación, originalidad, dinamismo de lo nuevo es, en la industria cultural, sólo aparente, pues es sólo el movimiento del ritmo de producción mecánica que garantiza que nada cambie, que no surja nada sorprendente.

Porque es el repetir de los obreros lo que provoca que salgan miles de modelos de automóviles, es trabajo constante de las empresas las que nos proporcionan “nuevos refrescos”, y es el constante cambio en el mundo del diseño quien  nos dice “qué está de moda” pero, ¿aunque pasen los años, no sigue siendo el mismo carro, refresco y vestido? En el estricto sentido del producto sí, aunque nos “vendan la idea” de que ahora son nuevos  por estar hechos con avances en lo tecnológico e industrial.

Así para el género de la telenovela, “lo novedoso” vuelve a ser lo mismo.

Según el crítico de telenovelas del periódico Milenio, Álvaro Cueva, “Mañana es Para Siempre” (lo abreviaré como MPS más adelante) vuelve a ser como “Cuna de Lobos” en los ochenta. Y es que la telenovela que más rating tuvo en la historia de México [5], surgió después del terremoto de 1985, en plena crisis económica (que dio inicio en 1982), esto para el columnista de Milenio fue el contexto social perfecto para que fuera vista por millones de mexicanos. [6]

Cueva dice que en 1986, año que surge “Cuna de Lobos”, la sociedad estaba realmente enojada con el gobierno por como había respondido tardíamente a la ayuda de la sociedad tras el terremoto, estaba igualmente molesta por la alza de precios y por ser la generación viva de 1968, quien todavía seguía presenciando la injusticia social.

Estos factores, para Cueva hicieron que “Cuna de Lobos” canalizara ese odio social a la primera villana protagonista, Catalina Creel, quien hacía que con sus asesinatos el pueblo descargara tanto odio.

Según Cueva, este es la teoría por la cual MPS tuvo éxito en el año 2008, pues México venía del enojo del supuesto fraude electoral del 2006, de una división social, y se estaba viviendo la crisis mundial que ya lastima al mexicano [7].  

En MPS el primer crédito es para la actriz Lucero quien ahora asesina, conspira, miente, intriga como lo hizo Catalina Creel en su época.

Así telenovela, tras telenovela, “será la misma burra no mas que revolcada”, la industria de las telenovelas genera en la sociedad la válvula de escape perfecta  para que amas de casa y trabajadores canalicen sus frustraciones, odios y sueños rotos.

En MPS, como en las demás telenovelas, la protagonista “buena” recibe sus golpes, igual que en la vida real los desdichados, y así los televidentes aprenden a habituarse a sus propios golpes. [8]

Sin embargo la telenovela tiene un doble mensaje ya que es por un lado aspiracional, pero por el otro le recuerda al telespectador que:

“No a todos debe llegar a la fortuna, sino aquel que se saca el número premiado o mas bien a aquel que ha sido designado por un poder superior, normalmente por la misma industria de la diversión…La pequeña estrella debe simbolizar a la empleada, pero de tal forma que para ella, a diferencia de la verdadera empleada, el abrigo de noche parezca hecho a la medida. [9]

El caso perfecto se encuentra en la actriz de telenovelas Thalia quien personificó, al igual que otras en su momento, a la “María bonita” quien al final encuentra el amor casándose con un millonario, el final se justifica evocando a la justicia, ya que  ¿no es esto justo para una mujer honesta, trabajadora, linda  que sufrió en toda la historia?, pero la realidad nos dice otra cosa, ¿cuántas mujeres con el cuerpo de Thalia hay en México?

Es que la TV reforzó la idea de que “el cuerpo y la carne fresca vende” Horkheimer criticaba esto,   argumentaba que  la industria cultural refuerza la ilusión de tener, aunque sea ilusoriamente, la idea de erotismo.

Hoy difícilmente alguien se atrevería a sacar al aire a una protagonista fea, gorda o deforme, al menos, como ya sea hecho, se transforma a la actriz al final para casarse con el príncipe azul.

Con el "ruido" que se le hizo a la actriz oaxaqueña Yalitza Aparicio, en México, tardaremos siglos para que Televisa nos ofrezca una protagonista con ascendencia y rasgos indígenas.

La telenovela se convirtió en una industria para la industria, se graba de sol a sol, se hace trabajar  a los actores, maquillistas, camarógrafos, utileros, como obreros, pues sus jornadas de trabajo rebasan las establecidas, de 7 de la mañana a 1 de la mañana del otro día, para después citarlos a la siguiente jornada laboral en el mismo horario; claro que no es lo mismo lo que gana Lucero a lo que gana su maquillista en MPS.

En MPS se promovió el consumo del “Pan Bimbo”, ya que dentro de la historia sus personajes consumían dicho producto. Así se comprueba una vez más que la industria (de la telenovela) trabaja para la misma industria (de consumo de alimentos).


En conclusión,  La telenovela es un producto más sin sentido de la industria cultural; porque repite patrones, ayuda a sentar ideologías, evoca al sueño de pertenencia (el  de todos por llegar a escalar una posición más alta y una vida social mejor), y  al mismo tiempo al conformismo, nos da por 60 minutos el “tranquilizante” a nuestro odio, deseo sexual, y siempre mostrará la realidad ilusoria.

La telenovela se convirtió en el producto mejor exportable de México, se  fabrica a marchas forzadas “por la fábrica de sueños”, producida por la mano de  trabajadores para el consumo de los trabajadores. Se programa en el horario nocturno para que el ama de casa, el obrero, el trabajador en general , tenga su “recompensa” al final de cada jornada laboral.

Es la telenovela una fuente de diversión, la cual se convirtió al igual que el cine, la radio, los comics en la excentricidad del circo.[10]

BIBLIOGRAFÍA

Horkheimer, Max. Teoría Tradicional y Teoría Crítica. Pág. 42 Editorial Paidos. Barcelona, 2000.

Horkhimer Max y Theodor W. Adorno. La Industria Cultural. Ilustración como engaño de masas. Dialéctica de la Ilustración. Pág. 166. Madrid,  2006

Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística. IBOPE. Año 2008

Cueva, Álvaro. Columna; El pozo de. Los deseos reprimidos. Suplemento ¡Hey¡,  Milenio Diario. 23 de octubre 2008.



FUENTES
[1] Primer episodio: 20 de octubre de 2008. Transmitida de Lunes a Viernes por el canal 2 de Televisa.

[2] Horkheimer, Max. Teoría Tradicional y Teoría Crítica. Pág. 42Barcelona, Paidos. 2000

[3] Nota: Todavía no existía la televisión cuando los fundadores de la Escuela de Frankfurt comenzaron a criticar los sistemas sociales, económicos, políticos y tecnológicos de la época.

[4] Horkhimer Max y Theodor W. Adorno. La Industria Cultural. Ilustración como engaño de masas. Dialéctica de la Ilustración. Pág. 166. Madrid, 2006

[5] Instituto Brasileño de Opinión Pública y Estadística. IBOPE

[6]Álvaro Cueva. Suplemento ¡Hey¡ Milenio Diario. 23 de octubre 2008.

[7] Ídem.

[8] Horkhimer Max y Theodor W. Adorno. La Industria Cultural. Ilustración como engaño de masas. Dialéctica de la Ilustración. Pág. 183. Madrid,    2006

[9] Ídem. Págs. 189 y 190

[10] Ídem. Pág. 180

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