En el mural de Diego Rivera “Un Domingo en la Alameda”, vemos un México de la época de principios del siglo XX.
La sociedad era muy llamativa en sus vestuarios, Gilberto Giménez en La concepción simbólica de la cultura nos dice que hay formas internalizadas de la cultura que no vemos (valga la redundancia).
En la pintura de Rivera observamos el papel de los hombres en la cultura mexicana, es decir, su importancia como políticos, empresarios o miembros de la burocracia.
Por medio de la pintura se observan a todos los hombres con bigote, y se sabe que el bigote es ícono de macho, de virilidad.
Por medio de la pintura se observan a todos los hombres con bigote, y se sabe que el bigote es ícono de macho, de virilidad.
Todas las mujeres que aparecen plasmadas se ven con el vestido hasta los tobillos, sólo una de ellas deja ver más, (la del vestido amarillo, pelo largo, de espaldas), se aprecian sus piernas muy por debajo de las rodillas, además es la única que presenta sus tacones.
Parece que el pintor la quiso reflejar a la mujer de vestido amarillo como una mujer rebelde (está de espaldas), y por supuesto que estas mujeres rebeldes eran tomadas como “fáciles”.
Aquí está el machismo implícito en la obra de un intelectual de izquierda como lo fue Diego Rivera, que quizá sólo quiso reflejar a la sociedad mexicana de aquella época.
Aquí está el machismo implícito en la obra de un intelectual de izquierda como lo fue Diego Rivera, que quizá sólo quiso reflejar a la sociedad mexicana de aquella época.
Esto es un nacionalismo que aún permanece en el imaginario colectivo del mexicano.
Es bien sabido que ellos no se tomaban mucho en cuenta en las relaciones de los adultos. En Un domingo en la Alameda, los niños también son insignificantes.
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