Veo a Margarita como Presidenta, pero… de su casa
Oído en el Pan
Hace un par de meses en una entrevista para la revista Quien, ante la improbable periodista Ana de la Reguera, Felipe Calderón, con la franqueza que lo caracteriza cuando esta relajado, dijo que su esposa Margarita, sería una excelente candidata a la Presidencia de la República.
Y comparada con los demás aspirantes panistas, por lo menos en presencia, simpatía y forma de ser, se los lleva de calle. Además (no porque los otros no lo sean) la Primera Dama es sin duda una persona decente.
También tiene a su favor que a pesar de (según varios Medios de Comunicación, periodistas, luchadores sociales y anticaldeonistas) que su esposo ha asesinado a más de 40 mil personas, Margarita, se ve, al sonreír, que no mata ni una mosca.
Entonces nosotros apoyamos esta calderonada, que seguramente fue dicha más con el corazón que con la razón, por un amantísimo esposo, de excelente buen humor a la hora de la entrevista.
Pero por muchas razones sabemos que lo dicho por el Presidente, sólo se quedará en buenos deseos o como una anécdota presidencial, de la cual ya nadie se acuerda.
De nuevo reconociendo todas las virtudes de Margarita Esther Zavala Gómez del Campo, por lo menos como persona, tiene todo en contra, para una posible nominación.
1).- (Por) La salud mental del país. La esposa del Presidente en turno no debe postularse para sucederlo, porque tendría (obviamente) los dados cargados para que ganara.
2).- No fue electa popularmente. Como escribe la investigadora y escritora Sara Sefcovich, en su excelente libro La suerte de la consorte, dice que el puesto o papel de Primera Dama, debe desaparecer o someterse a votación popular.
3).- No la dejarían. Es un hecho que nadie la dejaría no sólo postularse, ni siquiera ser precandidata panista, principalmente la opinión pública o imaginario colectivo.
4).- No es tiempo (todavía) de una mujer Presidenta.- Digan lo que digan o haiga sido como haiga sido, este país junto con sus habitantas y habitantes, no votarían en forma mayoritaria, para hacer ganar a una mujer.
Ibamos a terminar este escrito con el clásico:
¡Lástima Margarita!
Pero como nos cae tan bien por sencilla y simpática (como a la mayoría de los mexicanos, incluyendo a los anticalderonistas), lo haremos con un:
¡Salud por Margarita Zavala!
(2/VII/2011) (CARLOS)
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