Cuando me enteré que la escritora Mónica Lavín daba clases en la misma universidad en la cual yo estudiaba, rápidamente la busqué en la lista de cubículos de los profesores. Ahí estaba su nombre y no lo podía creer. Me presenté ante ella con el pretexto de querer entrar a una de sus clases. Le aclaré que yo no estudiaba “Creación Literaria” pero que me interesaba entrar a su materia.
En el fondo (me diría mi psicoanalista) quería reivindicar dentro mí a la mujer exitosa, escritora, famosa, “a la que sale en la tele”, porque había tenido una experiencia desagradable que hizo perder en mí la idea de que: “éxito y humildad puedan ser amigos”.
Y así fue que entré a tres de sus clases, me sentía un tonto ¡qué iba a saber yo de autores estadounidenses del Siglo XIX!. Aún así Ella hasta analizó uno de mis ejercicios en el aula cuando yo ni un chiste sé escribir.
Luego le pedí que me ayudara a entrevistar a Mónica Garza y medió para eso. Nunca se lo agradecí personalmente, por razones de la vida ya no la pude ver, mis materias me exigían más compromiso, dentro y fuera de la universidad (ya estaba por terminar la licenciatura), cuando la iba a buscar no estaba y en el fondo eso quería, no encontrarla, porque tenía ese estúpido miedo que tenemos los seres humanos a ser despreciados y mal entendidos. Nunca tuve el valor de escribirle una nota y dejársela por debajo de la puerta de su cubo. Porque como dice ella; “escribir vulnera”, según el diccionario vulnerable es susceptible a ser herido.
¡Pero la lección estaba aprendida!
Me enseñó que se puede ser exitoso y no alardear por eso, no ser soberbio, ni altanero. Esa fue su mejor lección. Esa fue en verdad la materia que tomé, me dio clases de vida y eso no se lo puedo pagar nunca aún volviendo a reescribir la Biblia o el Quijote. Me quedé con ganas de preguntarle cómo se puede fusionar la humildad y la fama. ¿Cómo lograr eso?, ¿cuál es su receta?, ¿cómo ella puede vivir sabiendo que es tan exitosa y aún estar pisando el suelo?
Mónica Lavín me hizo inmune al desprecio humano;
¿Cómo podrá aplastarme una hormiga cuando un elefante de 200 toneladas no lo hizo? Será ridículo cualquier desprecio pues yo ya conocí a Mónica Lavín, ya converse con ella, estuve en su presencia y puedo morir tranquilo.
Espero que la vida me regale “a más Mónicas Lavín”, si no mi vida será un asco.
Desde niños la cultura judeo-cristiana nos enseña que cada ser humano tiene una misión en la vida, que cada hombre será alumno y maestro a la vez.
Ahora comprendo por qué Dios abomina el aborto, no me puedo imaginar el gran pecado que hubiesen cometido contra la humanidad si se hubiese matado a Mónica en el vientre de su madre.
¿Qué Diosa la parió? ¿No será ella la reencarnación de Sor Juana Inés de la Cruz fusionada con el espíritu de Hebert George Wells, Miguel de Cervantes Saavedra y Óscar Wide?
¡Qué más da si Ella muere o vive!, Total, ni la tierra, ni el paraíso son dignos de su presencia.
Mónica Lavín es una GIGANTE en un mundo de enanos. No por nada fue escogida como rostro y ejemplo de la campaña Caminando con Gigantes. (abajo el video de esta campaña).
Ganadora del Premio Iberoamericano de Novela Elena Poniatowska Estoy convencido que algunas brujas envidiosas ya tocaron a su puerta ofreciéndole una suculenta manzana envenenada.
Es muy probable que alguna malvada madrastra la quiera dormir por el simple hecho de que un espejo mágico le reveló que Ella es la más bonita del planeta. No me extraña que ese mismo espejo haya revelado cuán hermosa es Mónica Lavín por dentro y por fuera y haya causado la ira de miles de brujas malvadas. Y no creo que si Mónica Lavín llegará a caer en la trampa ningún príncipe, por muy guapo que esté, la pudiera despertar. NO me extraña que cientos de sapos hayan querido aplastar su luz, como en el cuento del sapo y la luciérnaga.
No sé si la escritora tenga esposo, novio o amante, y si lo tiene ¡lo compadezco!, porque él se tendrá que subir a una escalera enorme para darle un simple beso. Porque ningún hombre es de la estatura de su vida.
Desde aquí Mónica Lavín va mi respeto y admiración, desde aquí me hinco y me corto el pene, me castro por completo porque es vergonzoso ser hombre ante ti, porque sólo quitándome los genitales podré parecerme un poco a ti.
Ella es como Dios, no le interesa salir en revistas, no quiere figurar en los medios, porque llega al corazón. Es una estrella porque brilla con luz propia.
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