¿No me da para mi calaverita?
José Guadalupe Posada
Cada vez
que llegan los días:
31
de octubre 1 y 2 de noviembre
sale a
la luz la eterna
controversia ente celebrar Halloween
o Día de las brujas o
el tradicional y muy mexicano
Día de los muertos.
De nuevo aparece el choque
de
generaciones y de costumbres. Dependiendo de
la edad y el lugar
donde se viva
es que festejan alguno de
los dos.
Así los jóvenes de
las ciudades importantes, en función
sobre todo de
la fiesta, inclinarán su gusto hacia
el festejo gringo, porque
les ofrece desmadre con lo
que conlleva incluido el disfraz.
En cambio la gente
de 40 años en adelante
o
que vive en ciudades pequeñas,
continúan con la tradición
mexicana de poner ofrendas,
visitar a sus muertos al panteón
y realizar festivales teniendo
como figura central
a la legendaria Catrina del
artista potosino José Guadalupe
Posada.
Hasta aquí todo normal y pareciera que estamos
como muchos de los comentaristas de fútbol, inventando:
La televisión
a colores
El meollo
del asunto, como diría
el Abuelo Geno, se centra
en
los niños de entre tres
y 12 años de clases
sociales completamente diferentes.
Media,
alta y baja.
Las mamás de
los primeros, disfrazan y maquillan a
sus hijos de diferentes estereotipos estadounidenses (Muy pocas
veces de la
citada Catrina)
De esta manera
salen a sus propias
calles, colonias
o lugares donde circulan personas con cierto poder adquisitivo y
con una calabaza
de
plástico, a modo de alcancía, en vez del gringo:
Truco o
trato
(Que supuestamente significa
travesura o
dulce) dicen:
“¿No
me da para
mi calaverita?”
Mientras que
los niños pobres
que cada día son más y
que sobre todo están en la Zona
Rosa y cerca de
las salidas de
las estaciones más
concurridas del metro,
con su ropa gastada,
muchas veces harapienta y
con cualquier objeto en
la mano, también preguntan:
“¿No me
da para mi
calaverita?”
En ambos casos
hay dos diferencias básicas:
Los niños ricos y
de clase media (Siempre acompañado de un adulto) piden solo el 31 de
octubre 1 y 2
de noviembre de cada
año y únicamente
por:
Diversión o curiosidad
Los pobres (A veces
con su miserable y
casi siempre joven mamá) se siguen
hasta el 6 de
noviembre y obviamente (Aunque
disfrazada):
Están pidiendo limosna.
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