Stranger Things: la crítica desde el guionismo Por Mayra Villanueva
Esta es una serie redonda. Un collage de simpatía, terror, fiebre ochentera y una apología a la amistad. Porque abarca: suspenso, miedo, alegría, problemas de adolescencia; tiene personajes de todas las edades: niños, adolescentes, jóvenes y adultos se agrupan por edades para salvar al mundo.
Es un homenaje al ESTADOS UNIDOS de la década de los ochenta. Una historia inmersa en UN ESTADO DE INDIANA con referencias a películas de Steven Spielberg, Wes Craven, John Carpenter, Stephen King, Rob Reiner y George Lucas.
Stranger Things mezcla la ficción con la política
La historia muestra las formas inmorales de comportarse por parte de los gobiernos ruso y estadounidense. Los hermanos Matt y Ross Duffer en pleno Siglo XXI devuelven a nuestra memoria histórica las tensiones entre Rusia y Estados Unidos de la Guerra Fría y su lucha por el control mundial.
También la serie tiene otros ingredientes que la hacen muy interesante: las teorías conspiranóicas, el mundo espiritual de seres demoniacos que se encuentran viviendo en otra dimensión, pero que operan y traspasan a la nuestra.
En términos de GUION, Stranger Things es una obra maestra; los hermanos Duffer, guionistas y directores de escena de este producto audiovisual, saben que si todas las acciones se desarrollan dentro de un poblado pequeño (el pueblo ficticio de Hawkins), es muy fácil que los personajes coincidan en muchos lugares y esto hace que la trama avance.
Una serie para toda la familia porque no hay sexo, y eso se agradece en un producto de Netflix que parece que si no hay desnudos (ahora hasta de hombres) la historia no es atractiva.
Una MENCIÓN HONORÍFICA merecen los finales de capítulos y los finales de temporada: la música, el ritmo, la trama que siempre desencadena en más acciones y en tratar de sacar EL MAL del poblado de Hawkins.
La escena que debe ser nominada a un Emmy Awards, es la escena que está dentro del capítulo cuatro (“Querido Billy”) de la cuarta temporada. Max en el panteón leyéndole una carta a su hermano asesinado por el “Monstruo de las sombras”.
Después de la muerte de Billy, Max entra en depresión (y en la adolescencia), ella y otros compañeros de preparatoria se encuentran, sin saberlo, oprimidos por el personaje de Vecna, que desde sus mentes los somete a: baja autoestima, bulimia, ansiedad, enojo y agresividad social. Una metáfora a los sentimientos que a diario viven los adolescentes de Estados Unidos y del mundo entero, siempre atormentados en su mente por un demonio que los lleva a la depresión.
EL CÓMO MAX LOGRA VENCER A VECNA HACE QUE LOS ESPECTADORES NOS IDENTIFIQUEMOS
Max evoca a sus recuerdos más bellos, buscando en su mente los momentos de amistad, amor, belleza que la vida le ha dado, después Max corre hacia su libertad literal y metafóricamente, así ella logra escapar del demonio que la quiere aniquilar.
Esta secuencia hace que los televidentes nos identifiquemos con la niña y, a ritmo de “Running Up that Hill (A Deal With God)” de Kate Bush, Max realiza unos “flashazos de vida”. Esto hace que también nosotros nos pongamos audífonos y al son de la canción salgamos al mundo a enfrentar la vida y sus demonios.
El personaje de Once se roba cámara, se lleva la serie. La niña Millie Bobby Brown, es una gran actriz. Se demuestra que en Estados Unidos están los mejores actores infantiles.
Stranger Things es aplaudida por celebridades de Estados Unidos y México. Alex Syntek dijo en pleno streaming de La Academia que él y sus hijos eran fan de la serie. Y la gente en redes sociales no deja de comentarla.
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