1924-2004
Estudió en el Seminario Conciliar de la
Ciudad de México, lo dejó por falta de vocación. Tuvo siete hijos y
durante más de 14 años fue maestro de Filosofía, Ética, Sociología,
entre otras materias, además de ser sinodal de tesis.
A los 80 años de edad Guillermo del Collado Chavero se fue
de este mundo trabajando en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, que
hoy y siempre lo recuerda con mucho cariño.
A pesar de que el tiempo hubiese detenido su marcha en el
rostro del entrevistado, sus arrugas mostraban más que vejez, experiencia y
gran sentido de la justicia y de la verdad. Pues Del Collado, como mejor se le
conocía dentro de los pasillos de la Carlos Septién, demostró ser honesto en sus
respuestas en octubre del año pasado. (2003)
Con gran amabilidad el profesor abrió su oficina y también su corazón para
hablar de su vida.
Con un gran sentido del humor, que lo caracterizó durante
toda la entrevista, el profesor Guillermo
recordó que la ciudad ha cambiado mucho desde su nacimiento (1 de mayo
1924) hasta la fecha:
“Recuerdo que San
Ángel, donde soy originario, era un pueblote, pues estaba muy retirado del
centro de la capital”
También el transporte cambió:
“Existían camiones
que me llevaban de mi colonia hasta el zócalo. Los camiones eran de una sola
puerta, por atrás la tenían y entrabas y salías por la misma. Recuerdo además
dos tranvías, uno para la gente de primera y otro para los panaderos,
carpinteros que eran los autobuses de segunda”.
¿En todos los sentidos ha cambiado el país?
“Para mí los valores no se han perdido, no son perros
domesticables que salen a la calle y envejecen, por más tontos que sean los
muchachos, ahora también piensan que robar es malo y que tienen que respetar a
sus mayores”.
Más adelante al referir a Del Collado sobre la educación en
México, nuestro entrevistado volvió a recordar sus tropiezos como estudiante,
ya que no le eran gratas las matemáticas, y mencionó cómo tuvo que volver a
reiniciar su educación secundaria porque en el gobierno de Lázaro Cárdenas se
cerraron las escuelas particulares, y la educación del Estado se volvió de ideología Marxista.
Llegó al seminario a los 15 años y durante 9 años sirvió al
estudiantado de enfermero:
“Me sirvió de mucho porque presté un servicio. Hubo
epidemias de gripa, me pusieron a un ayudante para 90 muchachos en cama, era desde cambiarles el
cómodo, hasta darles de comer. Me sirvió
de mucho para hacerme más humano y humilde.”
¿Cómo fue su infancia?
“Recuerdo que cuando yo tenía 4 años murió mi padre, y mi
madre se hizo cargo de todo, ella tuvo que
hacer fajas y coser para sacarme a mí y a mis hermanos adelante (un hermano y tres
hermanas), después mis hermanas mayores trabajaron y ayudaron a los gastos de la casa.
Mi mamá más tarde aprendió taquimecanografía y nos sacó adelante”.
Y al preguntarle al profesor Guillermo del Collado quién ha
sido el mejor presidente de Obregón a la fecha, reconoció que ninguno, se le
insiste que podría ser Cárdenas, pero seriamente contesta que (lo de Cárdenas)
al igual que Andrés Manuel López Obrador es “sólo populismo, que no está mal,
siempre que esté bien encausado”.
Del Jefe de Gobierno de la ciudad Del Collado opinó:
“López Obrador ha sido de los más honestos pero no me
convence, me da la impresión de que sólo quiere quedar bien y que lleva la
contraria de todo, tiene gente capaz pero no oye la opinión de los demás”.
Y ya “encarrerados” en el tema de la política, Del Collado
Chavero reconoció que tenía esperanzas de que iba haber un cambio:
“Pero no se
puede cambiar de la noche a la mañana en un sexenio, lo que le hace falta a Fox
es rodearse de gente más capaz y que no lo dejen hablar tanto”.
“Que mande a su casita a su esposa porque no estamos
acostumbrados a que la primera dama ande de titiritera para todos lados”.
¿Estaremos preparados para una presidenta de la republica?
“Sinceramente no, porque sigue el machismo brutal, ejemplo;
a estas alturas en el sureste de la republica venden a las muchachas por un
cartón de cerveza”.
Durante muchos años el profesor Del Collado fue sinodal de
tesis, sus parámetros de evaluación eran justos:
“Muchos se ponen nerviosos, es muy explicable y tienen que
justificar su trabajo, yo tomo en cuenta su currículum como estudiante,
promedio, no sería justo juzgarlos por
esos momentos de angustia. Hay que tomar en cuenta su trayectoria como
estudiante”.
¿Han pasado a alguien por lástima?
“A veces más que lastima es consideración de el esfuerzo que
ha hecho en toda la carrera, no pasan el examen
porque les falta experiencia, colmillo, visión y análisis, ya que acaban
de salir”.
Detrás del escritorio de el
entrevistado, se observaban docenas de
tesis que estaban siendo revisadas por
el profesor Guillermo, él dijo tener dedicación a todas ellas porque, ya
sea en la escuela o en su casa, revisaba y leía personalmente cada una de ellas, aunque reconoció no tener memoria para los nombres debido a que no le gustaba
ser influido por simpatías.
¿Los errores más comunes que se encuentran en las tesis de
los egresados de la Carlos Septién?
“Errores de texto mas que de sustancia. Es fácil pasar,
siempre y cundo trabajen en sus tesis. Yo les digo a los muchachos que ellos
conocen mejor el tema que yo. Yo lo leo pero ellos lo investigaron.
Él hacía anotaciones de las tesis para luego preguntarles
sobre los trabajos realizados:
“Es muy raro que no
contesten las preguntas al menos que no hagan la tesis”.
Y de los trabajos, dijo que algunos si hacen examen por
“salir del paso” pero en general todos hacen un buen trabajo y aclaró que
el examen profesional es un requisito, no
una exigencia.
De las nuevas generaciones de jóvenes el profesor opinó que no están fácil hacer un
juicio en general:
“Hay un refrán que
dice: distingue los momentos, las épocas y los tiempos y entonces ajustaras tus
juicios. Yo no puedo juzgar la educación de hoy con la de Porfirio Díaz con un criterio actual”.
“Yo siento que les falta entusiasmo por la profesión, ha
bajado eso. Hoy es un medio para buscar dinero aunque sea por el chayote, en
eso sí, ha decaído mucho porque no se tiene el cariño por la profesión y la
responsabilidad, hay falta de interés, les vale la profesión”.
¿Qué aconseja a los que estamos estudiando periodismo?
“Que traten de conocer en qué consiste la carrera y cómo
tiene que desarrollarse para que sea íntegramente una carrera. Mientras no se
enamoren de su profesión, si no saben que hay que atender al enfermo y no sólo
ver cuánto te van a pagar por la consulta, estarán perdidos”.
¿Qué opina del nivel
académico de la escuela Carlos Septien?
“Está bajando, yo siempre he peleado por cambiar el horario,
ya que le es imposible que tengan el horario de 8 a 1 de la tarde para formar
profesionistas.
¡No es posible que sea el horario de un profesional¡ ¡mínimo
de 7 a 3 de la tarde. Así le quedan lagunas mentales más grandes que los
océanos”.
La entrevista seguía y cada vez se hacía más cordial y amena, durante
toda la conversación Del Collado nunca fue limitante con el tiempo, a pesar de
que estaba a punto de presenciar otro examen profesional en el quinto piso de
la escuela para la cual trabajaba.
Siguió el diálogo con la opinión del entrevistado acerca del
nuevo plan de estudios de la Septién a lo que aclaró que no le parecía
realmente funcional, pues es ambicioso pero no se aplica a la practica, dijo.
“¿Qué vas hacer cuando termines la carrera si ya te
quitaron, por ejemplo, la materia de Sociología de la Comunicación?, ¿Si no
distingues entre un auditorio infantil, juvenil y adulto qué vas hacer como
periodista el día de mañana?
En cuestión de
maestros, ya es un avance que los maestros sean egresados de la escuela, pero no
basta lo visceral falta la experiencia”.
A pesar de sus criterios de educación Guillermo Del Collado
no estaba en contra de las nuevas tecnologías, pero sí a favor de seguir
enseñando al futuro periodista materias como Filosofía: “que es la materia que
llevará al estudiante a crearse un mejor criterio”, porque para Del Collado era
su materia favorita.
¿Por qué ya no seguir dando clases?
“No se hasta a donde aguantaría porque ya hace 10 años me
dio un infarto y me bajaron la actividad para aguantar más...(risas)”
La hora de la entrevista parecía haber llegado a su fin de
la mejor manera, porque para el entrevistado el tiempo no parece ser de mayor
importancia, pues el tiempo le pertenecía ya.
La despedida fue tarda, y sólo se ocuparon algunos momentos
para conversar acerca de la salud de la hermana de Guillermo Del Collado, pues
él mismo dijo tener su hermana mayor de 91
años de edad y que estaba recién operada
del colon.
Una de las preguntas que se tocó en la entrevista y quizás contiene la respuesta que cierra la
vida del profesor Guillermo Del Collado (q.e.p.d.) es:
¿Está satisfecho con la vida?
“Estoy satisfecho de todo lo que he hecho hasta el momento”
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