La producción agroalimentaria en el país Azteca emplea a más de siete millones de personas y destina alrededor de 22.1 millones de hectáreas al cultivo y 109 millones de hectáreas para el desarrollo de actividades agropecuarias.(2)
Estas presiones no sólo afectan la producción y consumo interno, sino que hacen que el patrimonio material e intangible de los mexicanos (que es el maíz) se pueda extinguir, porque las nuevas generaciones no sólo ya no quieren trabajarlo, sino que ya no lo reconocen como fuente de alimentación. ¡Algunos jóvenes jamás en su vida han visto una mazorca desde su cosecha!
Aunque México es uno de los principales países productores y exportadores de alimentos en el mundo, los intereses de los que controlan la industria agroalimentaria hoy afectan nuestra riqueza gastronómica y nutritiva.
Otra tensión a la que se someten los maiceros mexicanos es el monopolio o casi monopolio de los graneros que almacenan el maíz.
Nuestro país, y los productores del campo, se encuentran en desventaja ante estos monstruos de Wall Street, que lo único que desean es utilizar sus recursos tecnológicos y económicos para enriquecerse.
Empresarios, campesinos y la sociedad mexicana no pueden con el embate extranjero, y todo por el deficiente apoyo al campo que cada sexenio ha tenido por parte de los gobiernos. A lo anterior le sumamos la ignorancia de los tres niveles de gobierno, el nulo acceso a la tecnología de última generación y el desconocimiento que la sociedad en general tiene de cómo se desarrollan los cultivos.
(1) El sector agroalimentario en México tuvo una participación de 8.2% del PIB en el tercer trimestre de 2020.
(2) La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) pronosticó que la producción agroalimentaria de México rebasará los 300 millones de toneladas en el 2023, creciendo al menos 1% frente al 2022.
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