La sociedad moderna hoy ve con naturalidad salir agua de la tubería, pero ignora el trabajo de ingeniería que el ser humano tuvo que lograr para que en nuestros hogares (modernos) podamos obtener agua “de la nada”, ¡y agua caliente!, con tan sólo mover una palanca.
Desgraciadamente en el Siglo XXI, el agua se convirtió en mercancía de cambio en muchos territorios. Hoy el agua es un “botín” para gobernantes, y ahora, para las mafias que ven en ésta una MERCANCÍA ROBABLE.
En Ecatepec, en Sonora o en la ciudad de Cuernavaca opera una especie de “huachicoleo” de agua potable; narcotraficantes que se han expandido POR MORELOS, se roban el agua y trafican con ella; este es un fenómeno que no se había visualizado en los años anteriores; una situación que no nos esperábamos que ocurriese.
Estados Unidos de América fue grande cuando ganó territorio costero, y no por casualidad se delimitó la frontera sur con la firme intención de poseer las aguas del Río Bravo.
La historia nos cuenta que cuando se monopolizan los recursos naturales se genera enfrentamientos con otros habitantes y otros territorios que no los poseen; ejemplos existen muchos: en la Ciudad de México, en la Alcaldía Coyoacán, los vecinos se resistieron al proyecto inmobiliario “Mítikah”, un Centro Comercial y departamentos que provocaron la disminución del suministro de agua en lo que fuera el pueblo de San Felipe.
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