martes, 15 de noviembre de 2011

"HOY HABLAREMOS SOBRE LOS EMOS Y LA GENERACIO PERRO" Por Carlos Bernal Romero


Muerto el perro se dejó de vender "Purina"
Oído en "Wallmart"

Es evidente y está a la vista de todos que la juventud, por lo menos en la Ciudad de México, ha ido teniendo un retroceso tal que ya podemos hablar de involución.      
 Quizá la última generación que se salva por el número de estudiantes valiosos (seis de cada diez), son los que nacieron en 1984. Su conducta normal se veía reflejada en su vida diaria.

Estos jóvenes ahora de 27  años  estuvieron en la preparatoria a finales de los 90 y principios del nuevo siglo, cuando empezó la cuenta de los dos
miles.
Hoy once años después, casualmente con la llegada del PAN la
Presidencia (guiño de ojo para el Abuelo Geno) la juventud chilanga ha cambiado mucho, pero para mal.
En cuestión escolar, sólo valen la pena dos alumnos de cada diez y en lo familiar, social y personal, poniéndonos muy optimistas cuatro de cada diez.
El mejor reflejo de  esta generación nacida entre 1989-1997, son las estaciones y vagones del metro;  las calles de la Glorieta de Insurgentes y las que comprenden la llamada Zona Rosa.

En el metro se dio un fenómeno que desmiente la Teoría de Carlos Darwin que afirma que el Hombre desciende del mono
Una buena parte de los jóvenes chilangos de hoy descienden del perro.

Literalmente se echan cual caninos en los pasillos, suelo de los vagones e instalaciones de este transporte, que no fueron diseñados para sentarse, sin importarles si estorban a los demás, de ahí que pertenezcan a la Generación perro.

En las calles como si se tratara de una película barata de muertos vivientes, la Capital en Movimiento sufrió la invasión de una plaga autodenominada  Emos.
Se caracterizan por traer tapado uno de sus ojos con su propio cabello; ropa ajustada y piercings en cualquier parte del cuerpo y de la cara (algunos como bueyes o bueyas con arillos saliendo de sus fosas nasales).
Otra característica de estos Emos, es que la mayoría de ellos, ni aún teniéndolos a 10 centímetros de distancia, sabemos si son:
Hombres, mujeres o quimeras
        Por supuesto ellos también descienden del perro, porque posan sus cansadas nalgas donde mejor les parece, porque al igual que sus congéneres caninos:

              Se echan a la última vuelta. 

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