Mi pueblo es tan chico que cabe en mi corazón
Gulliver
El lugar más pequeño no es apta para insensibles. Porque Tatiana Huezo Sánchez despliega de una manera poética y optimista una historia dolorosa y cruel, la del pequeño pueblo salvadoreño de Cinquera, devastado por la guerra civil. Desde sus ruinas, desde su propio dolor, los sobrevivientes erigieron nuevamente su mundo, como una fuerte metáfora de la esperanza. Con una fotografía exquisita y personajes y testimonios conmovedores, El lugar más pequeño se presenta como una de esas películas necesarias para entender que la memoria y el coraje colectivo son poderosos motores para la supervivencia. (1)
El lugar más pequeño (Tatiana Huezo Sánchez 2011) también podría titularse:
El documental más aburrido
Primero.- Sorprende que la historia trate sobre el regreso de varios habitantes al pueblo de Cinquera ubicado en El Salvador después de 12 años de guerra civil y no sobre una comunidad en:
Guerrero, Chiapas, Tabasco, Michoacán…
y eso lo hace distante para los espectadores.
Segundo.- La realización se vuelve lenta, cansada y confusa, porque se basa en relatos de siete personas entre familiares de víctimas y sobrevivientes a los cuales vemos en la pantalla, mientras oímos su voz en off.
Tercero.- Muchas escenas no tienen relación con lo que nos cuentan y hay una secuencia de cinco minutos totalmente en negro que se vuelve insoportable.
Finalmente.- El documental dura 106 minutos que se hacen interminables para el público, porque le sobran por lo menos 20 si no es que hasta 30
Vista el jueves a las 16:45 p.m. en la Sala 2 del Lumiere Reforma, la cual estaba sorprendentemente llena (lo más seguro por ser día festivo)
El lugar más pequeño es un documental tan aburrido, que ni siquiera llega a ser malo.
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