viernes, 19 de mayo de 2017

PREPARADO PARA DELINQUIR Por Dr. Judá Goiz


Una cosa es respetar los derechos humanos de un acusado, y otra muy diferente es caer en la exageración de “justificar su conducta”, o incluso, llegar a victimizarlo. 

En el caso de Juan René Silva, el joven de 26 años que atacó al P. José Miguel Machorro en la Catedral de México, llama mucho la atención que se trata de una persona no ignorante. El agresor tiene estudios a nivel universitario y una probable adicción a juegos enajenantes en la red.

Recientemente apresaron en Rusia al creador de “La ballena azul”, quien se mostró orgulloso de haber inducido a jóvenes al suicidio, y se declaró una persona “superior” que quiere limpiar a la sociedad de personas que él considera inferiores.


En la audiencia de ayer ante un juez de control, Juan René Silva se reservó su derecho a declarar. Asesorado por su abogado de oficio, su abogado privado, una facilitadora y un psiquiatra. 20 minutos les bastaron para llegar a la conclusión unánime de que lo mejor sería reservarse dicho derecho. También fue tiempo suficiente para que el perito psiquiatra considerara que la psicosis del victimario lo “inhabilita a una declaración legalmente admisible”.

Sin embargo, por el video que circuló en las redes, pudimos constatar que el hombre estaba preparado, programado, para acogerse a su derecho de no declarar después de cometer el delito. Sorprendió la tranquilidad con que, después de haber atacado al sacerdote y verlo sangrar copiosamente, se sienta en el piso con las piernas en flor de loto y las manos atadas por la espalda, sin la mínima alteración. 

Un policía le tomó fotografía con el celular, a corta distancia, y en el piso se observa la navaja semiplegada. Se necesita sangre fría para plegar la navaja después de agredir a la víctima.

Ahí mismo en Catedral, y sin que tuviera el apoyo ni de su abogado de oficio ni privado, ni de la facilitadora ni del psiquiatra, Juan René Silva, repetidamente y con toda claridad, cuando le preguntaron su nombre, dijo: 

“Voy a hacer uso de mi derecho a guardar silencio”.

Es innegable la preparación que tenía no sólo para realizar el ataque, sino para manejarse después de haber cometido el delito. Y esto necesariamente muestra premeditación y voluntad para cometerlo.

La sola estructura de “no declaración” habla de “estar preparado” para enfrentarse con ventaja, pidiendo respeto a sus “derechos”. 

Nos podemos dar cuenta, sin dificultad, que hubo una preparación para enfrentar el proceso después de la comisión del delito agravado, y por lo tanto, argumentar “premeditación” del ataque con “alevosía”, pues sabía que la víctima no se encontraba armada ni estaba entrenada para defenderse de un ataque sorpresivo con arma blanca en un lugar de culto. Era un blanco fácil. 

No se puede alegar inconsciencia o incapacidad de pensamientos cuando además el hombre atacó de manera premeditada partes vulnerables del cuerpo, pues su intención era privar de la vida al sacerdote.

Estamos cansados de parodias legales, de expedientes extraviados o malhechos e inutilizados; tenemos en la memoria reciente la libertad de Florence Cassez, la francesa. Hoy no es admisible una farsa de este tamaño en torno a un delito tan claro como la luz del día.

2 comentarios:

  1. Los medios de comunicación difunden su selección de hechos omitiendo lo demás como si no existiera, creando la ilusión de que se ha dicho "todo" y que hay elementos suficientes para que nos formemos una opinión de lo que pasó.

    Creo que alguien normal (o medianamente normal) y en su sano juicio no se molestaría para cometer un crimen así, si se acepta que no había ninguna relación previa entre el atacante y el religioso. ¿De qué manera se benefició el atacante si es que alguien obtuvo algún beneficio? Lo cierto es que está metido en un quilombo marca llorarás (sobretodo por el escándalo mediático). Y ni hablar del pobre padre que no sabemos si logrará sobrevivir y en qué condiciones.

    El caso de Florence Cassez es un ejemplo excelente. Poco a poco nos fuimos enterando de "todo", pero hace no mucho la periodista belga Emmanuelle Steels publicó un libro donde explica como la supuesta violación al debido proceso fue el menor de los males comparado con la implicación de altos funcionarios del gobierno y tomando en cuenta que hay personas que siguen en la cárcel por un asunto del que sabemos casi nada que sea completamente cierto.

    Y guardando las justas proporciones recordemos los caso de la niña Paulette, los normalistas de Ayotzinapa, Tlatlaya y etcétera, etc.

    Yo ya no creo en nada :-(

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    1. Memo : Gracias por leer y escribir, interesante el punto que resaltas sobre el proceso de Florance Cassez , tienes toda la razón respecto a que la implicación de autoridades para "defender" delincuentes es lo peor que le pasó a la la justicia de este país, en los demás casos igual la vergüenza es lo mínimo que podemos sentir como mexicanos

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