martes, 22 de mayo de 2018

De todas las personas que he tenido la fortuna de conocer, ¿quién o quiénes son un líder sin cargo? POR NANCY CEDILLO VILLAVICENCIO

Comencé a hacer un recorrido por todas las etapas de mi vida, me sorprende la gran cantidad de gente que he conocido y que de alguna u otra manera estuvo en el momento justo para mí. 

Para dar respuesta a mi pregunta, me voy a situar en el año que realice mi Servicio Social (como pasante de medicina).

Para meternos en contexto: todo estaba decidido, haría mi servicio en una localidad de Tenancingo,  mis papás estaban de acuerdo porque era un lugar accesible y que ellos conocían. Llegó el día de elegir y nos pasaron un video con los centros de salud disponibles, hubo uno que llamo mi atención pero que no sabía ni dónde estaba. Cuando fue mi turno de escoger, decidí tomar el que vi en el video y no el que habíamos planeado. Ya se imaginan lo que siguió con mi novio (ahora esposo) y mis papás.

Para encontrar el camino para el que estabas destinado primero tienes que perderte en él.


Llegue en el mes de febrero al Centro de Salud de Santa Cruz Tezontepec, en el municipio de Ocuilán, Estado de México, me recibieron el delegado con su familia y unas señoras (“vocales”) que representaban a la comunidad y pertenecían al Programa de Desarrollo Social, que en esa época se llamaba Oportunidades (hoy Prospera). Me dieron las llaves del Centro de Salud, era la “Jefa”, me dijeron que no había enfermera que sólo tenía una vacunadora y así empecé mi aventura. La cual voy a desglosar.

Conforme pasaban los días fui conociendo la dinámica del pueblo, sólo hay mujeres, niños y muy pocos hombres; ya que la mayoría trabaja por contrato en Estados Unidos y Canadá, regresan únicamente en semana santa y navidad. Así que son las mujeres las que se encargan de la vida del pueblo. Aprendí a relacionarme con ellas, porque necesitaba mucho apoyo para el Centro de Salud. 

Tendría en una semana supervisión de nivel estatal, así que necesitaba toda la ayuda posible para darle una “manita de gato” al Centro de Salud, pedí ayuda a las “vocales”, sin perder tiempo organizaron a las señoras y su hijos, hubo equipos para el jardín, la limpieza externa, la interna, un equipo para dar agua, comida a los que estaban trabajando, etc. lo único que hice es orientar y ubicar a cada quien en su lugar. 

Para el día de la supervisión todo estaba impecable y nos fue muy bien. Esa semana me di cuenta que esas señoras eran muy activas y serviciales.

Se acercaba la Semana Nacional de Salud y con tan poco personal, no sabía qué hacer para lograr la meta de vacunación. Mi vacunadora y yo hicimos una reunión con las “vocales” donde les dijimos que no podríamos vacunar a todos, por qué  no teníamos personal, se terminó la reunión, estando las señoras de acuerdo. 

Al otro día, llegaron las vocales con otras tres señoras (6 en total), diciendo que si no había personal y la Secretaría no nos iba a mandar a nadie ellas se ofrecían de voluntarias para ayudarnos, estábamos muy agradecidas y les empezamos a enseñar el llenado de los formatos, etc. y una de ellas nos dice:

“Queremos ayudarles a vacunar"

Ellas siempre quisieron ser enfermeras 

"pero por las circunstancias no se pudo, pero si nos enseñan..” 

Lo anterior nos dejó sorprendidas, le pregunte a Francis (vacunadora) si se podía y pues armamos el súper curso, en la semana de vacunación, logramos el 90% de cobertura, la cifra más alta desde que se inauguró el Centro de Salud. 

Un día tuve un paciente muy grave que fue necesario llevar al Hospital más cercano, (que está a 40 minutos en automóvil) avisé que no habría consulta hasta que regresará. Dejé al paciente en el Hospital y regrese al Centro de Salud, cuando llegué estaba lleno de señoras, todas hablando al mismo tiempo, lo primero que pensé que estaban enojadas porque no hubo consulta y que seguro me reportarían. 

Me contaron que la hija de doña Aurelia, se había puesto muy mal y que la llevaron a Santa Mónica, que estaba grave pero que llegó a tiempo y el suero le había salvado la vida y pronto la darían de alta. 

Una de las “vocales” me dice: “doctora, queremos aprender a usar el vida suero oral, necesitamos saber qué hacer cuando usted no esté”, nuevamente las señoras me dejaron sorprendida, me puse a armar una plática-taller sobre deshidratación y el vida suero oral, dividí a las señoras en grupos y todas acudieron muy entusiasmadas, tomaban apuntes y participaban en las prácticas.


El Centro de Salud se encuentra a pie de carretera, el resto del pueblo en las faldas de un cerro, cierto día que salí a regar las flores del patio, alcé la mirada y puede ver muchos sombreros al ras del suelo, eran las señoras que estaban sembrando chícharo (lo hacen agachadas), recuerdo que pensé que eran incansables.

Podría seguirme con los momentos que hicieron de mi Servicio Social un año crucial. 

Hoy entiendo perfectamente, que esa comunidad y sus Mujeres (así, con mayúscula), cambiaron mi vida. Siempre había creído que yo era la que había llegado a cambiar sus vidas y hacerlas unas personas mejores, pero nofueron ellas las que con su liderazgo natural transformaron mi vida, cada una de ellas era un líder, y lo eran sin haber estudiado más que la primaria, pero estaban decididas a salir adelante y enfrentar valientemente todas las adversidades que se les presentaran. Entendían a la perfección que:

“Momentos difíciles siempre va a haber pero si los resuelves, tú eres mejor que eso”.

Cada señora de Santa Cruz, le ponía la mejor cara a todo, siempre me pregunté por qué sonreían sin quejarse, si son padre y madre a la vez, no hay suficiente dinero, no hay oportunidades para estudiar o laborales; ahora que reviví ese año, me doy cuenta que tomaron la decisión de aceptar las cosas como son y disfrutarlas sin quejarse.

Cada día que pase en ese pueblo, aprendí mucho, conocí condiciones que no pensé que existían en mi Estado, di lo mejor de mí como médico y como persona a una comunidad que me necesitaba. Sin embargo fueron ellas las que me inspiraron, me “obligaron” a estudiar, sus deseos de aprender hicieron que me preparara más en todos los aspectos preventivos (que casi no se enseñan en la escuela) y no sólo los curativos. 

"Sólo necesitas dedicarte cada día a expresar lo mejor de ti mismo."

Mi estancia allí me enseñó a establecer relaciones más fuertes con los profesores, las autoridades, el sacerdote, sobre todo con los pacientes, pero lo que más aprendí fue a tratar a mis pacientes como personas y no como enfermos; aunque quisiera decir que deje huella en esa gente,  por todo lo que juntos hicimos, en realidad fueron ellos los que marcaron mi vida para siempre, al grado de que cambie la Especialidad de Medicina Interna por la Especialidad de Salud Pública. Mis papás me decían que había llegado a inyectarles mi energía de joven médico, pero la realidad es que esas personas me enseñaron a sentirme bien con lo que soy, lo que hago y lo que tengo. 

Es curioso observar como cada decisión te lleva a donde estas ahora; pero lo más importante de llegar a donde quieres, es que hayas disfrutado plenamente el viaje y te sientas feliz con lo que tienes y lo que haces. 

Esas señoras son el vivo ejemplo de que el liderazgo te pertenece por derecho y que de cada uno depende desarrollarlo. 

Cuando terminé el Servicio Social, la comunidad de Santa Cruz Tezontepec, obtuvo una Bandera Blanca, que era el premio por haber demostrado que eran una comunidad que se esmera en el autocuidado y tiene prácticas preventivas.

Todos podemos ser triunfadores y exitosos,  si aprovechamos las oportunidades que se presentan en el camino y no sólo aplica para nuestro rol laboral, sino en todos los aspectos de nuestra vida. 

No se requiere un cargo para ser líder

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