sábado, 21 de diciembre de 2019

¿Hasta qué punto Andrés Manuel López Obrador se parece a Hugo Chávez? Por Irving Gatell


Deja te platico que ideológicamente, no mucho. López no tiene ideología. Sus circunvoluciones no le dan para tanto. Es otra cosa la que obsesiona a López, y no es buena. Nos va a llevar al abismo. Pasa y te cuento...

López está obsesionado por regresar a los años 70. Específicamente, a ese momento de 1971 en el que se descubrió el yacimiento de Cantarell, y luego a ese momento de 1979 en el que empezó su explotación. En sus tiempos, fue uno de los más grandes del mundo.

Lo que realmente López le envidia a Chávez, no es tanto su rollo socialista, sino todos esos años en los que el petróleo le hizo ganar dólares a porrillo. López es tan rudimentario que no puede asimilar ciertos detalles "sofisticados" de ese auge venezolano. 

Por ejemplo que en ese momento Venezuela tenía en óptimas condiciones su capacidad de producción petrolera; México no la tiene. Y que en ese momento el precio del petróleo estaba por los cielos; ya no. Y no lo volverá a estar. Pero tal parece que López no lo puede entender.

Su concepto de gobernar a México es terriblemente elemental: Volver a hacer de Pémex una mina de oro, ganar harta lana, y repartirla para hacer felices a todos los mexicanos (populismo, pa'pronto). Su obsesión es tal, que eso se ha convertido hasta en el eje de su moral.

López entiende que está haciendo una apuesta riesgosa (suicida, en realidad), pero está convencido de que la va a ganar. Que en 2022 (háganme el fabrón cavor...) Pémex estará reactivado y los resultados positivos cambiarán la realidad del país.

Que entonces podrá callarle la boca a sus detractores y demostrarles que hacer prosperar a México, y convertir a sus ciudadanos en gente feliz, no era difícil. Que sólo había que "eliminar la corrupción". Pero ¿qué significa eso en términos prácticos?

Ya nos quedó claro que no significa eliminar la corrupción en términos objetivos y reales. El affaire Bartlett lo demuestra contundentemente. Lo que López entiende por combatir la corrupción es hacer que todo gire alrededor de tres ideas tan básicas como malas:

Uno, producir más petróleo y ganar mucho dinero; dos, repartirlo entre la gente pobre; tres, ser recordado como el mejor presidente de la Historia. El que vive para eso es honesto, aunque se apellide Bartlett. El que no vive para eso, es un traidor.

El nivel de iluminación cósmica que López realmente cree que posee, provoca que verdaderamente crea que todos los que le dicen que se está equivocando, son parte de un complot draculesco y perverso que no quiere ver mexicanos felices.

Por eso puede lanzar sus rayos láser contra la sociedad civil o las calificadoras por igual; por eso siempre tiene otros datos (los que se le ocurren sobre la marcha, por si no se habían dado cuenta); y por eso no escucha a nadie, ni siquiera a su gente más cercana.

Dos Bocas no va a estar lista en 2022. Ni en 2024. Ni en 2030. Y si algún día llega a estar lista, no va a sacar a Pémex del hoyo. No nos va a hacer ganar dinero. Se va a quedar como un monumento a la imbecilidad delirante de un dictador bananero. 

Pero lo trágico es que junto con el Tren Maya y Santa Lucía, se va a llevar México entre las patas y nos va a sumir en una crisis que sólo se resolverá después de muchos años. 

López va a morir frustrado y convencido de que todo habrá sido culpa de sus enemigos neoliberales.

El proyecto lopista tiene fecha de caducidad. De nosotros, como sociedad civil, depende que la pesadilla termine lo antes posible. Mientras tanto, una larga lista de parásitos comprometidos con la 4T tratarán de hacer de las suyas. Los hay de dos tipos, principalmente.

Están los que simplemente buscan su "raja política". Aprovechar el caos para conservar sus cotos de poder y robarse todo lo que puedan. Ya saben: La gente tipo Bartlett o Monreal, profesionales de la política como equivalente a profesionales de la estafa.

En el otro extremo, están los que sí quieren encausar a México al modelo bolivariano, porque son lo suficientemente idiotas como para creer que la ruta correcta de la Historia es ese bodrio medio socialista o medio comunista: Yeidckol, Katu, Gibrán, Ackerman, Noroña, etc.

¿Seremos capaces de unirnos como sociedad civil y evitar que la catástrofe sea más brutal de lo que ya es? 

En el momento crítico, los venezolanos no lo lograron, y por eso esa mierda antropomorfa llamada Nicolás Maduro sigue trepado en el poder en Caracas.

Nosotros tendremos que poner el pragmatismo por encima de nuestras filias o fobias partidistas. La crisis lo requiere. 

Tenemos que movilizarnos de tal modo que seamos nosotros los que usemos a los partidos de oposición, y no al revés, como siempre ha sido.

Es muy pronto para decidir cuál será la mejor estrategia. Tenemos que ver a lo largo de 2020 cómo va el camino hacia la elección de 2021. Pero empiecen a mentalizarse a que no va a ser cómodo ni agradable. Tal vez muchos tengamos que votar por alguien que no nos guste.

Lo más seguro es que tengamos que recurrir al voto útil en ese momento, y que en cada distrito electoral, en cada estado, la conveniencia sea distinta. No olvidemos que el objetivo es tumbar a Morena

Por ello, lo más importante que debemos tener presente es que no sólo tenemos que estar listos para boicotear las decisiones idiotas del gobierno. También tenemos que estar listos para boicotear a los partidos políticos de oposición que no se doblen y se sometan al verdadero interés ciudadano.

Recuerden que por norma general, un partido político en México sólo lucha por sus muy particulares intereses. Es hora de reeducarlos. A fin de cuentas, ellos fueron los que provocaron que López se encumbrara como presidente. Por lo tanto, no hay que tenerles piedad.

Mientras López sigue tirando el futuro de México apostándole al petróleo, nosotros debemos olvidar ese paradigma según el cual los partidos políticos nos piden que escuchemos sus propuestas. Son ellos los que nos tienen que escuchar a nosotros. Y eso no está en discusión.

@IrvingGatell 

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