sábado, 26 de febrero de 2022

Crítica de la película “Erin Brockovich” por Fernando Martínez

Una película estadounidense actuada por Julia Roberts y dirigida por Steven Soderbergh

Se trata de la vida de Erin Brockovich-Ellis, una activista ambiental que logró una importante victoria judicial contra la compañía Pacific Gas and Electric Company (PG&E), fundada en 1905.

“Erin Brockovich”, llamada en español “Una mujer audaz”; es diferente porque no es la historia de amor o desamor que gira en torno a una pareja feliz/infeliz. No es una comedia romántica, no es un cuento que busca el amor. No es una historia de superación personal; sí, es una historia que inspira y que clama justicia. Porque es el caso verídico de una madre divorciada con problemas para encontrar trabajo. 

Podríamos decir que es una historia que nos hace recordar (y reflexionar) la vieja canción “los caminos de la vida”, porque “no son como los pensamos, ni como los imaginamos”. Y es que… “caminante: no hay camino, se hace camino al andar”.
 
Lo anterior lo decimos, porque la cinta se basa en “la verdadera Erin Brokovich”, una fracasada ex reina de belleza que un día buscó trabajo como asistente, y que su vida cambió cuando al salir de un consultorio médico sufrió un accidente en auto. Después de perder el juicio por daños, la mujer se enfada con su abogado y lo reta; ella misma lo presiona y le dice que tiene poco personal, por lo que empieza a trabajar en el despacho del litigante que no pudo hacer nada por ella.

Por cierto, Erin Brockovich-Ellis, la activista ambiental en la que está inspirado el guion, hizo un cameo representando a una camarera llamada Julia, “jugando” los escritores con el nombre de la actriz que la interpreta en la película. 

Después, vemos como la trama comienza a avanzar cuando esta ama de casa metida al buró de abogados comienza a indagar dentro del expediente de un cliente, Donna Jensen; Brockovich decide investigar este caso que le llama la atención, por la presencia dentro de los archivos de estudios médicos y la extraña “colaboración” de la empresa Pacific Gas and Electric Company (PG&E) que paga “desinteresamente” los gastos médicos de sus vecinos y de todas sus familias.

Así, se va descubriendo la relación directa entre las enfermedades cancerígenas de la comunidad de Hinckley, California, con la contaminación de en los estanques de agua locales producida por la compañía de gas y electricidad que utiliza cromo hexavalente en sus procesos, y que aseguró a sus cohabitantes públicamente usar cromo trivalente.

Esta es una historia que poco a poco nos va metiendo en un conflicto, y que como espectadores queremos un desenlace justo: que la compañía sea desenmascarada por Erin y sus abogados, y que se haga justicia a las familias que sufren de cánceres terminales.  Aunque la película sí redime al villano: la compañía de gas y electricidad que utilizó cromo hexavalente en sus procesos, logró reivindicarse en la cinta y afirmó (con un cintillo) ya no utilizar dicho químico.

Esto bien puede ser una clase jurídica para cualquier curso de leyes en cualquier universidad estadounidense, pues, hay que citar la leyenda insertada al final del largometraje: 
“La indemnización en el caso Hinkley fue la más cuantiosa en la historia de las demandas directas en Estados Unidos”[1].  

Un caso que, viéndolo bien, es orgullo nacional: una ciudadana que sin ser abogada logró demandar a una compañía millonaria, mentirosa y abusiva. 

Estrenada el 17 de marzo de 2000 en Estados Unidos, a casi un año del atentado de las Torres Gemelas en Nueva York, “Erin Brockovich”, nos habla de lo que es la sociedad estadounidense: una sociedad, en momentos ingenua, pero que si se organiza alcanza grandes metas. Un país con un sistema judicial que es “la envidia de muchos”, porque ahí te enjuician tus pares.

Incluso dentro de la cinta hay una crítica severa a los abogados, esos que se engalanan en las barras y bufetes, ya que la protagonista no es una licenciada en derecho titulada, es una ex reina de belleza metida a una oficina que examinó expedientes y dio con una injusticia de una empresa poderosa. Ella es buena entrevistadora, haciendo buen “trabajo de campo” y en la película vemos como la gente la respeta, le tiene confianza y copera con ella, algo que no hacen con la abogada que se representa cuando el caso se une a una gran marca de despacho abogados. 

En “épocas no feministas” (marzo 2000) la defensora y activista ambiental hizo más por su nación que como reina de belleza. 


También la cinta nos deja ver el luchar de una madre de tres hijos que desea poder alimentarlos, pagar cuentas, darles tiempo y que comprendan el ella tiene que salir a trabajar. 

Y logramos ver otra “moraleja”, y es que, en Estados Unidos, todo ciudadano puede luchar por la justicia y el sistema judicial norteamericano responderá sin ignorar al ciudadano. Se deja claro que, cualquier estadounidense que así lo decida, puede ir a las oficinas gubernamentales, (en este caso el personaje de Erin acude a los registros de agua del condado de Hinckley, California) y podrá realizar una investigación a todos los expedientes que así lo necesite. 

Escribimos esta crítica desde una nación latinoamericana, y en el caso de nuestros países, lo de arriba mencionado, nos sorprende; esto es una maravilla, ya que, como ciudadano común, no se tienen acceso a los documentos públicos, aun buscando en instituciones al servicio público. Hoy en día, uno no puede llegar a la comisaría de la esquina de su casa y pedir el expediente del asesinato por un sicario. 

Los niños actores, no tienen gran relevancia en la historia, pero puede decirse que siempre están a la altura de una producción de Hollywood. Actúan tan bien como cualquier menor de edad que trabaja para la industria de películas más importante en el continente. 


“Conociendo a Julia Roberts” (conociéndola entre comillas) sabemos que ella, por lo menos desde “Mujer Bonita” (Garry Marshall, 1990), no ha de firmar cualquier contrato, no se mete en cualquier historia a menos que para ella le resulte interesante y sea un proyecto innovador; este es eso, un proyecto audiovisual provocativo, original e inspirador. 



[1] Soderbergh, Steven. (2000). Erin Brockovich. Columbia Pictures and Universal Pictures. Estados Unidos.

Encontrado en: https://www.youtube.com/watch?v=izAWmc18cpk

Fecha de consulta: 17 de febrero de 2022

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