Una película estadounidense actuada por Julia Roberts y dirigida por Steven Soderbergh.
Se trata de la vida de Erin Brockovich-Ellis, una activista ambiental que logró una importante victoria judicial contra la compañía Pacific Gas and Electric Company (PG&E), fundada en 1905.
Un caso que, viéndolo bien, es orgullo nacional: una ciudadana que sin ser abogada logró demandar a una compañía millonaria, mentirosa y abusiva.
Estrenada el 17 de marzo de 2000 en Estados Unidos, a casi un año del atentado de las Torres Gemelas en Nueva York, “Erin Brockovich”, nos habla de lo que es la sociedad estadounidense: una sociedad, en momentos ingenua, pero que si se organiza alcanza grandes metas. Un país con un sistema judicial que es “la envidia de muchos”, porque ahí te enjuician tus pares.
Incluso dentro de la cinta hay una crítica severa a los abogados, esos que se engalanan en las barras y bufetes, ya que la protagonista no es una licenciada en derecho titulada, es una ex reina de belleza metida a una oficina que examinó expedientes y dio con una injusticia de una empresa poderosa. Ella es buena entrevistadora, haciendo buen “trabajo de campo” y en la película vemos como la gente la respeta, le tiene confianza y copera con ella, algo que no hacen con la abogada que se representa cuando el caso se une a una gran marca de despacho abogados.
En “épocas no feministas” (marzo 2000) la defensora y activista ambiental hizo más por su nación que como reina de belleza.
También la cinta nos deja ver el luchar de una madre de tres hijos que desea poder alimentarlos, pagar cuentas, darles tiempo y que comprendan el ella tiene que salir a trabajar.
Y logramos ver otra “moraleja”, y es que, en Estados Unidos, todo ciudadano puede luchar por la justicia y el sistema judicial norteamericano responderá sin ignorar al ciudadano. Se deja claro que, cualquier estadounidense que así lo decida, puede ir a las oficinas gubernamentales, (en este caso el personaje de Erin acude a los registros de agua del condado de Hinckley, California) y podrá realizar una investigación a todos los expedientes que así lo necesite.
Escribimos esta crítica desde una nación latinoamericana, y en el caso de nuestros países, lo de arriba mencionado, nos sorprende; esto es una maravilla, ya que, como ciudadano común, no se tienen acceso a los documentos públicos, aun buscando en instituciones al servicio público. Hoy en día, uno no puede llegar a la comisaría de la esquina de su casa y pedir el expediente del asesinato por un sicario.
Los niños actores, no tienen gran relevancia en la historia, pero puede decirse que siempre están a la altura de una producción de Hollywood. Actúan tan bien como cualquier menor de edad que trabaja para la industria de películas más importante en el continente.
“Conociendo a Julia Roberts” (conociéndola entre comillas) sabemos que ella, por lo menos desde “Mujer Bonita” (Garry Marshall, 1990), no ha de firmar cualquier contrato, no se mete en cualquier historia a menos que para ella le resulte interesante y sea un proyecto innovador; este es eso, un proyecto audiovisual provocativo, original e inspirador.
[1] Soderbergh, Steven. (2000). Erin
Brockovich. Columbia Pictures and Universal Pictures. Estados Unidos.
Encontrado en: https://www.youtube.com/watch?v=izAWmc18cpk
Fecha de consulta: 17 de febrero de 2022
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