lunes, 14 de marzo de 2022

CODA: UN REMAKE QUE SÍ NECESITÁBAMOS Por Fernando Martínez

CODA (Sian Heder, 2021) paulatinamente va descubriendo su conflicto dramático: Ruby Rossi (Emilia Jones), es una adolescente de 17 años y el único miembro “oyente” de una familia de sordos. Ruby es la intérprete de su madre, padre y hermano mayor ante el mundo. Ellos necesitan constantemente de la presencia de Ruby para algunas actividades fuera de casa, en especial la requieren dentro del negocio pesquero familiar. 

La palabra “CODA” es el acrónimo en inglés de Child of Deaf Adults, que en español se traduce como “hija de adultos sordos”, y es el título de esta versión estadounidense de “La Familia Bélier”, película francesa estrenada en el año 2014.

El drama familiar es la dependencia y necesidad de la presencia de Ruby en la pesca, en las ventas, en las entrevistas médicas, en la socialización en general con el entorno. La cinta nos muestra cómo padre e hijo no pueden ser parte de una juerga de cantina o de una reunión sindical, por poner dos ejemplos.

Pero el personaje de Ruby tiene el don del canto, (y para cantar hay que “tener oído”, sin audición ningún ser humano podría hacerlo) y la gran encrucijada a la que se enfrenta la talentosa intérprete es dejar a su familia a su suerte, inscribirse a la universidad y perseguir una carrera como cantante profesional, o continuar auxiliándolos arriba de un barco pesquero. 

La película “CODA”, es similar al clásico “Billy Elliot”, el niño bailarín que llegó a formar parte de la compañía de ballet Kirov: un pequeño diamante en bruto que tenía todo el talento, pero también todo su entorno familiar y social en su contra.

Los problemas sociales que aborda “CODA” son muy parecidos a dos de los que tocó en el año 2017 “Wonder” (Stephen Chbosky, 2017) el niño con deformidad facial que entra al quinto grado de la Elementary School: La burla escolar y la discriminación social. 

Regresando con “CODA”, la película tiene escenas que se encargan de “enseñarle” al espectador que un problema de comunicación no es poca cosa:

La protagonista ha sido intérprete de sordos todos los 17 años de su vida, ha tenido que defender a su familia de las burlas y además adaptarse como estudiante, con sus responsabilidades y problemas. 

A veces, como integrantes de una sociedad (que posee todos los sentidos), no nos ponemos a reflexionar el grado de dificultad que es para un sordo sociabilizar. 

En la cinta vemos un concierto vocal donde el público ahí presente: lleva el ritmo, aplaude y hasta llora, mientras que los miembros de la familia de Ruby ni siquiera se enteraron de cuál era la letra o el mensaje implícito en las melodías. 

Otro problema es la comunicación que una hija debería llevar con sus padres, donde, en este caso ella es oyente y ellos sordos. “Lo que significa que necesites de alguien” le responde Ruby a su padre cuando él le preguntó de qué trataba la canción que realizó en su presentación escolar.  

¿Necesitábamos que la industria de Hollywood nos diera este remake? 

Sí, y lo hizo relativamente muy rápido, 8 años. Quizás en México el cine francés no tiene el mismo impacto que el estadounidense, y quizás porque, como mexicanos nos llegó la noticia de que el comediante mexicano Eugenio Derbez tendría un papel protagonista en la historia. Pero principalmente porque “CODA” puede gustar a un gran público, puede ser entendida por los adolescentes de secundaria mexicanos y, sin quererlo, hasta puede ser educativa en temas de Derechos Humanos y Empatía. La cinta nos pone por varios momentos en “el lugar del sordo” y dentro de su entorno familiar. 

La historia original francesa pudo encajar en la idiosincrasia del norteamericano promedio y, repetimos, se le da mérito por poner énfasis en el acoso escolar, en las dificultades de una adolescente por ser hija y hermana de discapacitados auditivos.

Por último, “CODA” es un tributo al canto, al talento y trabajo que se requieren para sacar la voz del estomago y del corazón. Y sí, para lograrlo, se necesita lengua, garganta y cuerdas vocales, y los que no nos dedicamos al canto olvidamos que también sentido del oído.



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